Dejaron de ser ellos mismos hace seis meses. Pasaron el coronavirus en su casa, no necesitaron hospitalización, pero la enfermedad ha dejado sobre su salud unas secuelas que nadie sabe si han llegado para quedarse.

Son afectados por lo se ha denominado ya Covid persistente o Long Covid, pacientes a los que los médicos no dan respuestas claras, simplemente, porque no las tienen. “Ni tan siquiera el nombre lo hemos puesto los médicos; no es un diagnóstico clínico realizado por nosotros”, recuerda la Pilar Rodríguez Ledo, vicepresidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), que narra a ELPLURAL.COM que el término fue acuñado por primera vez por una afectada y que los facultativos lo han mantenido porque representa muy bien lo que están viviendo estas personas.

El retrato se repite en todos los países. “Es una situación mundial y desconocida”, reconoce esta doctora, que subraya la necesidad urgente de incrementar el estudio científico sobre esta enfermedad para proporcionar el tratamiento adecuado.

“Cada vez sabemos más de la patología aguda, pero de este proceso queda casi todo por descifrar”, subraya.

Precisamente para avanzar en este sentido la SEMG inició en agosto, en colaboración con los colectivos autonómicos de afectados de Madrid, Cataluña, País Vasco, Andalucía y Valencia, un estudio encaminado a conocer cuál es el perfil de estos pacientes y la sintomatología más frecuente.

Para ello lanzaron un cuestionario, esperando obtener, como muestra representativa, 2.000 respuestas, algo que ya han conseguido.

“Hicimos un primer corte a fecha de 16 de agosto”-explica a este medio la Dra. Rodríguez- y todo apunta a que la tendencia es la misma, aunque ahora se comprobará por medio de un análisis más exhaustivo”.

Así, saben ya que hay “pautas comunes que a veces chocan con la parte aguda de la enfermedad”. En esta, el predominio es, sobre todo, en varones de edades avanzadas, mientras que en el Covid persistente la gran mayoría de los pacientes son mujeres jóvenes con una media de edad de 44 años.

Del mismo modo, “vamos teniendo una idea de los síntomas que más predominan y de la gran incapacidad que producen”, afirma la vicepresidenta de la SEMG.

“Sabemos que el virus llegó y produjo su enfermedad aguda, pero, más allá de esta, hay síntomas que siguen persistiendo, con lo cual se intuye que debajo hay una situación inflamatoria crónica, inmunológica, que se mantiene y que da esa sintomatología tan incapacitante y variada”.

Y es que el Long Covid afecta a órganos tan diferentes como el aparato digestivo, el sistema nervioso, el área oftalmólógica, cardiológica, etc. “Se desencadena una crisis, posiblemente inflamatoria, posiblemente inmunológica, que se está cronificando”, advierte la Dra. Rodríguez, y nuestro objetivo es “poder dar la respuesta más avanzada a la evidencia científica disponible”.

A estoy hay que añadir que esta ha de ser homogénea. “Lo que no puede ser es la situación actual”, sostiene. “Los pacientes, además de tener una gran incógnita de lo que les pasa, están recibiendo respuestas asistenciales totalmente divergentes”. En unos casos se les hacen todas las pruebas complementarias disponibles, en otros , nada, se les dicen que ya se les pasará con el tiempo; y hay muchos para quienes la respuesta es que están muy nerviosos. “Ni con un extremo ni con otro estamos aportando una respuesta adecuada”, advierte.

Un protocolo de atención

Para evitar esto, la SEMG trabaja en la elaboración de un protocolo de atención, cuyo primer paso ha sido la redacción de un Kit que recopila elementos diagnósticos y de seguimiento. Incluye siete puntos: pruebas de laboratorio, de imagen, funcionales, realización de una valoración del estado emocional, estudio de las comorbilidades asociadas y análisis de la situación funcional y social de los afectados.

A esto se añade el papel de la Atención Primaria como parte vertebradora del proceso de asistencia compartida con otras especialidades hospitalarias en campos como la prevención, la rehabilitación respiratoria y muscular, la nutrición (dietas y/o suplementos) o la actuación ante signos de alarma.

Miles de afectados

Ofrecer un tratamiento cuanto antes es vital teniendo en cuenta el elevado número de pacientes afectados. “Ahora mismo hablamos de un 10%, lo que en España supone unas 50.000 personas, pero cada vez tenemos más datos que indican que el porcentaje podría ser del 30%”, alerta la vicepresidenta de la SEMG.

“Son síntomas muy incapacitantes a los que llevan muchos meses enfrentándose, y hay que tener en cuenta de que se trata de mujeres jóvenes, de manera que esto les incapacita para su trabajo, su hogar y su familia”, recalca.

Lo corroboran los afectados. Preguntados por cuál consideran que es su estado de salud en una escala del 1 a 10, siendo 10 el máximo que uno puede tener, la media de estas personas es de tan solo 4,9.