Si en marzo decíamos que la primera ola del COVID-19 no hacía distinción ni de situación económica ni social; en esta segunda ola no podemos decir lo mismo. Y se ha visto claramente sus costuras en la selección de distritos y barrios de la propia Comunidad que la Consejería de Sanidad abocó a una inicial restricción de movilidad y apertura de negocios, de parques, etc.

Hoy es más patente la desigualdad estructural que durante 25 años han ido labrando los diversos gobiernos de derechas. Y la gestión del COVID-19 lo muestra con mayor crudeza si cabe.

No hay nadie que pueda sostener que la situación social de la Comunidad de Madrid es buena, o mejor que hace un año. Si alguien lo dijera estaría muy lejos de lo que es la realidad de nuestra región.

Distritos y barrios de trabajadores, de zonas con alta densidad de población, que utilizan prioritariamente el transporte público colectivo; de empresarios de pequeños comercios, de PYMES y autónomos, a quienes cualquier estigmatización y señalamiento les dificulta la continuidad de sus negocios.

Más de un millón de madrileños fueron señalados por el gobierno regional, creando esa discriminación negativa que lo que ha hecho es empeorar aún más la situación social de la Comunidad de Madrid. Y, sin embargo, su señalamiento no fue acompañado de medidas positivas necesarias.

Podría haberse reforzado los centros de salud de esas zonas afectadas con personal sanitario debido a su especial vulnerabilidad ante el virus. O quizás incrementado el número de rastreadores que era necesario cuando en agosto se empezaron a detectar que esos barrios y distritos tendían a tener un incremento de casos COVID-19 por encima de la media de Madrid.  O diseñar junto a los ayuntamientos afectados programas para combatir las situaciones de pobreza que se están agudizando en estas zonas.

La situación social de Madrid es complicada, no nos engañemos, y se ha de empezar a hacer la política necesaria para que esta crisis sanitaria no se consolide en una crisis social sin precedentes y cronifique la pobreza y la vulnerabilidad donde siempre, active medidas sanitarias urgentes, y plantee junto a los ayuntamientos y los agentes sociales medidas que corrijan la vulnerabilidad social de manera inmediata y ataje, con apoyo y ayudas, la situación de los trabajadores asalariados y los empresarios y autónomos afectados. 

No hacer nada no es la opción, hacer lo de siempre no ha resultado, cuestionamos las políticas del ejecutivo de derechas de Madrid; dentro de un año será muy tarde para todas las personas que hoy necesitan un Gobierno regional competente y comprometido con la lucha contra el COVID-19.