Era el año 2009 cuando Alberto Núñez Feijóo estrenaba la presidencia de Galicia tras proclamarse vencedor de las elecciones autonómicas de la región. Entre sus primeras modificaciones incluyó la privatización del proyecto lanzado por PSOE y BNG de construcción del hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, que, hasta la fecha, tenía previsto financiarse con fondos públicos, concediendo a las empresas privadas un canon de 20 años y los servicios no clínicos, según eldiario.es.
Ahora, 15 años después, el Consello de Contas, órgano fiscalizador de las cuentas del sector público gallego, ha publicado un informe en el que refleja el sobrecoste del proyecto de Feijóo y la irregularidad en las cuentas de cada una de las partidas destinadas a la construcción del centro hospitalario. De dicho escrito se desprende que más de 700.000 euros fueron destinados a publicitar el proyecto, además de los gastos mal atribuidos y los objetivos no cumplidos y modificados.
Entre las principales anomalías que destaca el informe, Contas señala el gasto inicialmente reflejado en las facturas aportadas por la Oficina Técnica de Seguimiento (OTS), que ascendía a 2,4 millones de euros en concepto de gastos de funcionamiento de la Oficina. Sin embargo, señalan que de ese total, únicamente fueron 420 mil euros los que se destinaron a ese fin. El resto, como se lee en el informe, “no guardan relación con las funciones de la OTS o no guardan relación directa con el objeto del contrato”.
Hasta alcanzar los 2,4 millones que reflejaban las facturas, los demás gastos se desglosaron en tres bloques. Por una parte, 710.259 euros fueron para publicidad y promoción de la obra, protocolo, y documentación gráfica. También para anuncios en prensa, en radio y publicidad en la calle. Por otra parte, 337.086 euros fueron destinados a la “humanización del hospital” y los 917.396 euros restantes, a “consultoría, traslados de mobiliario y redacción de proyectos técnicos”.
En líneas paralelas, Contas pone el foco también en el incumplimiento de las tareas de supervisión de las facturas. Galaria era la empresa pública que en un principio asumió la tarea de llevar a cabo este control pero que aceptó que fuera la empresa concesionaria de la obra quien eligiera quién las revisaba. Por ello, Contas señala que esto "evidencia que esta entidad no solo incumplió el cometido de la encomienda de gestión, sino que tampoco realizó de forma diligente la supervisión de los gastos".
Compra de obras artísticas
En otros apartados del informe, Contas replica que los gastos de humanización y de traslado de mobiliario, que en un principio se cargaron a la Oficina Técnica de Seguimiento, se destinaron realmente para la adquisición de obras artísticas, esculturas y musealización del área sanitaria. También para el traslado de muebles y camas desde el hospital Nicolás Peña y reformas en los hospitales Meixoeiro y el General. Como se señala en el informe, “estos gastos, aunque fueron abonados por la concesionaria, no pueden considerarse como gastos de funcionamiento de la oficina técnica de seguimiento por cuanto no tienen relación con sus funciones”.
Los objetivos no alcanzados
No solo las irregularidades han protagonizado el informe presentado por Contas, sino también todas aquellas líneas de actuación que finalmente no se cumplieron. En este sentido, el órgano fiscalizador ha puesto énfasis en el proyecto de construcción de un párking que finalmente no se llevó a cabo como se había explicado. En un principio estaba prevista la habiloitación de un aparcamiento de 14.800 metros cuadrados en un edificio independiente, pero acabó siendo un espacio "abierto en una zona exterior", con estructuras metálicas para proteger a los coches.
En la misma línea, destacan la promesa de ampliación de camas, hasta llegar a las 2.000, pero según detallan las memorias del Área Sanitaria de Vigo, las cifras oscilaron entre las 1.241 y 1.321 camas entre 2015 y 2021. Una falsa promesa que se unió a la de reducir el peso del hospital privado Povisa, con la que la Xunta tiene un concierto para derivarle pacientes del área de Vigo, y que se preveía que con la construcción del Álvaro Cunqueiro, redujera la presión. Contas señala en este sentido que "tampoco se logra la reducción del peso relativo".