Verano es, sin duda, la época por excelencia de los viajes. Son muchos los que aprovechan sus vacaciones para cambiar de aires, aunque no sea lejos de casa.

El medio de transporte más utilizado para ello es, sin duda, el coche. Sin embargo, viajar con niños puede resultar algo engorroso, sobre todo, cuando tienen tendencia a marearse.

“El mareo en viajes, ya sea en coche, en tren, por mar o aire, al igual que en atracciones, se conoce como cinetosis”, explica el Dr. José Miguel Villacampa, jefe asociado del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid.

Más que una enfermedad es una hipersensibilidad relacionada con la inmadurez del sistema nervioso. De ahí que afecta habitualmente a muchos niños, pero también a quienes no lo son tanto.

La razón que explica este malestar que puede acabar complicándonos el viaje es un “conflicto de sensores”, precisa esta especialista. “Hay tres tipos de sensores: los propioceptivos (que le indican al niño la posición de su cuerpo), la visión (que le informa del estado de las cosas que le rodean) y el oído (que le informa de su movimiento con respecto al entorno). Los dos primeros (propioceptivos y visión) le dicen al niño que no se está moviendo (esta sentado mirando una tablet que no se mueve). El tercero (el oído) si que informa acerca del movimiento del niño con respecto al paisaje. Este conflicto de información contradictoria es el que crea el mareo”.

El mareo aumenta cuantas más aceleraciones angulares (curvas) coja el vehículo, ya que más percepción de movimiento tiene el oído, y cuanto más miramos a un punto fijo dentro del vehículo, como un móvil u cualquier otro dispositivo.

Esto explica por qué los menores de dos años no suelen marearse. “No tienen  mucho registro visual, hacen más caso al oído; sin embargo, pasada esa edad están mucho más estimulados visualmente”, precisa el Dr. Villacampa.

De la sudoración al vómito

En el momento en que se desencadenan los síntomas, lo más habitual es que el niño se ponga pálido y sudoroso. Después llegan las náuseas y los vómitos.

Cómo prevenir el mareo

Para evitar que el niño se maree, lo más recomendable es que viaje tumbado y si lo hace sentado, que tenga la visión en el paisaje y no centrada en algo. “Esto va a hacer que se de cuenta que se está moviendo y que vaya con el movimiento, como nosotros cuando conducimos”, indica este otorrinolaringólogo.  Para que tenga mejor campo de visión, lo ideal es que ocupe el asiento central.

Del mismo modo hay otros aspectos que han de tenerse en cuenta; conviene evitar que haga mucho calor en el coche y realizar el viaje con el estómago lleno.

“Si acaba de beber o comer mucho, como lo primero que hace el estómago es frenar su vaciado, puede vomitar más”, aclara el Dr. Villacampa.

Si en lugar de en coche, vamos a viajar en barco, es preferible hacerlo en la borda y tratar de mirar el horizonte. Y si lo hacemos en tren, hemos de sentarnos en el sentido de la marcha.