Cada 20 minutos se diagnostica en España un nuevo caso de cáncer de mama y se calcula que una de cada ocho mujeres padecerá esta enfermedad a lo largo de su vida

Este sábado 19 de octubre se celebra el Día Internacional contra el Cáncer de Mama y los especialistas aprovechan para insistir en la importancia de un diagnóstico precoz.

Autoexploraciones:

Detectar la enfermedad a tiempo, es clave en lo que respecta al pronóstico de la misma. Por ello, es importante realizarse autoexploraciones de forma periódica, aunque esto no debe sustituir a las pruebas médicas rutinarias recomendadas. Un control una vez al mes, no obstante, puede ayudar a notar de forma anticipada señales que faciliten la detección precoz de la enfermedad.

Mamografías:

Se recomienda someterse a mamografías cada dos años a partir de los 45, y de forma anual a partir de los 50. Esta prueba es la más eficaz para detectar la enfermedad en estadios muy incipientes, ya que permite detectar lesiones hasta dos años antes de que sean palpables. Antes de esa edad, se recomienda este tipo de prueba si hay factores de riesgo como el genético. Cabe tener en cuenta que la mamografía es menos sensible en mamas más densas, lo que ocurre en el grupo de mujeres jóvenes.

Prevenir

Si bien es cierto que el cáncer de mama no se puede prevenir, adoptar hábitos de vida saludables contribuye a reducir el riesgo de sufrir la enfermedad. En este sentido es importante seguir una alimentación sana y variada, con consumo regular de frutas y verduras y hacer ejercicio físico al menos cuatro horas a la semana.

Del mismo modo, se recomienda evitar la ingesta de alcohol y el sobrepeso tras la menopausia.

El uso de tratamientos hormonales sustitutivos durante este periodo también se ha asociado al incremento del riesgo de padecer cáncer de mama, por lo que no se recomienda su uso.

Si existen antecedentes familiares es conveniente pedir Consejo genético, que permitirá determinar si la persona es portadora de mutaciones en algún gen como el BRCA-1 y BRCA-2. En estos casos hay varias opciones terapéuticas que podrá estudiar con su especialista.

Bulos

Como ocurre con otras enfermedades, en torno al cáncer de mama circulan, sobre todo, a través de redes sociales, distintos bulos que debemos ignorar. Estas son las teorías más extendidas:

1. Los sujetadores con aros causan cáncer

La teoría de que la compresión de los sujetadores aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama ha corrido como la pólvora. Parte de un libro, publicado en 1995 bajo el título Dressed to Kill y defiende que llevar este tipo de prenda durante 12 horas o más al día incide en la posibilidad de desarrollar la enfermedad porque comprime los canales del sistema linfático y provoca acumulación de toxinas en el tejido mamario.  La American Cancer Society ha desmentido esta información.

2. Algunos desodorantes aumentan el riesgo de sufrir la enfermedad

Otro de los bulos más extendidos es el que tiene que ver con el uso de desodorantes con aluminio. Las moléculas de este componente, presente en la mayor parte de los antitranspirantes, son, según esta tesis, absorbidas por la piel, generando un efecto similar al de los estrógenos. Aunque algunas marcas ya han eliminado el aluminio de sus fórmulas, no hay estudios que demuestren esta postura. 

3. Las mamografías producen cáncer de tiroides

Algunas mujeres son reacias a someterse a una mamografía porque han leído que, al igual que las radiografías dentales, causan cáncer de tiroides.

La Sociedad Española de Radiología Médica lo ha desmentido, puntualizando que se trata de una prueba en la que la dosis de radiación es muy pequeña.

4. El limón y el bicarbonato ayudan a curarse

Las fórmulas que curan el cáncer con alimentos son falsas, advierten los expertos. La idea más extendida en este sentido es que el limón caliente en ayunas o desayunar agua con bicarbonato previene y cura la enfermedad.  

6. El embarazo tras la enfermedad

Otro de los bulos que circula por la red es el de que el embarazo tras padecer esta enfermedad empeora el pronóstico. Los expertos lo desmienten y dejan claro que, transcurridos unos dos años desde el final del tratamiento, es absolutamente seguro y no es perjudicial para la salud.