La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) ha alzado la voz ante una práctica que, lejos de ser nueva, se ha intensificado en los últimos meses: el señalamiento y acoso en redes sociales dirigido a los hijos de periodistas. En un comunicado contundente, la organización califica estos ataques de “deleznables” y advierte de que ponen en riesgo la trayectoria profesional de jóvenes que apenas comienzan en el sector, convertidos en dianas de campañas que mezclan insinuaciones, acusaciones sin pruebas y lecturas interesadas de su vida laboral.
La APM subraya que resulta especialmente grave que sean otros profesionales de la comunicación quienes recurran a estas tácticas, contrarias —recuerda— “al respeto que toda persona merece”. El reciente caso de las acusaciones vertidas contra el hijo del presentador de TVE Xabier Fortes, a quien se ha señalado falsamente de haber conseguido un puesto en la cadena pública gracias a su padre, ha vuelto a activar las alarmas. Pero la asociación insiste en que este episodio no es aislado.
En realidad, afirma la APM, forman parte de una tendencia creciente que afecta a otros hijos de periodistas de referencia. En los últimos meses, jóvenes vinculados familiarmente a profesionales como Jesús Maraña, Isaías Lafuente o Esther López Palomera se han visto envueltos en campañas similares, en las que se cuestiona su capacidad, su mérito o el origen de sus oportunidades laborales.
En el caso de los hijos de Jesús Maraña, las redes han servido de plataforma para la difusión de montajes, especulaciones y mensajes que buscan asociar sus pasos profesionales a supuestos privilegios derivados del trabajo del periodista. Estas publicaciones, que circulan de forma viral, no solo tratan de desacreditar a los jóvenes, sino de erosionar también la credibilidad del propio Maraña, proyectando sobre su familia un ataque que en realidad pretende alcanzarle a él.
De manera parecida, el hijo del periodista Isaías Lafuente también ha sido objeto de acusaciones infundadas. Usuarios anónimos han sugerido que gran parte de su trayectoria se explicaría por el apellido que lleva, pese a que no existe ninguna prueba que respalde tales insinuaciones. Este tipo de mensajes, repetidos y amplificados desde cuentas organizadas o perfiles de clara intencionalidad ideológica, terminan instalando dudas en la conversación pública sobre personas que, en muchos casos, ni siquiera poseen exposición mediática propia.
Algo similar ocurre con el hijo de la periodista Esther López Palomera, asociado en redes a actividades o vínculos profesionales inexistentes. En estos casos, las dinámicas son casi idénticas: se publica una imagen, se lanza una acusación sin sustento y se deja que el algoritmo haga el resto. Para la persona afectada, el coste puede ser inmediato: pérdida de oportunidades, estigmatización o una sombra de sospecha que acompañe cualquier paso laboral futuro.
Ante esta situación, la APM recuerda que las críticas legítimas deben dirigirse al trabajo periodístico y a los contenidos informativos, no a la esfera personal ni familiar de los profesionales. “Señalar a los hijos de periodistas es cruzar una línea roja incompatible con un debate público mínimamente saludable”, advierte. La organización insiste en que el daño no solo recae sobre las personas jóvenes afectadas, sino sobre la calidad del propio oficio, porque este tipo de ataques buscan desacreditar al periodista a través de su entorno.
La asociación concluye su comunicado condenando “rotundamente estos comportamientos” y expresando su apoyo a los profesionales afectados y a sus familias, que afrontan una presión mediática y digital que no han provocado y para la que no siempre están preparados. Para la APM, la respuesta debe ser firme: frenar la normalización de estas campañas, exigir responsabilidad a quienes las difunden y defender un espacio público en el que la discrepancia no derive en hostigamiento personal.