El cementerio de la Almudena es la principal necrópolis de Madrid. Con 120 hectáreas de extensión, es el cementerio más grande de toda Europa Occidental. Su denominación es en honor de la Virgen de la Almudena, patrona de la ciudad que precisamente se celebra este martes 9 de noviembre. Nació en 1884 como cementerio provisional junto a la Necrópolis del Este, entonces en construcción, aunque actualmente se engloba bajo su nombre todo el conjunto, integrado también por el Cementerio Civil de Madrid y el Cementerio Hebreo, situados al lado opuesto de la avenida de Daroca.

Lo que tal vez muchos madrileños desconozcan en que junto a este camposanto se halla otro adjunto, no tan cuidado ni “distinguido”. Se trata de un anexo edificado en el que se enterraban los restos mortales de personas relevantes de izquierdas, no creyentes, masones, protestantes, judíos y representantes de lo que podemos calificar como grupo de los “heterodoxos” para la Iglesia católica. Es el Cementerio Civil de Madrid.

Orígenes del Cementerio Civil madrileño

La creación de cementerios civiles en España procede de 1883 por una norma por la que los ayuntamientos cabeza de partido judicial, y en aquellos con más de seiscientos vecinos, deberían de construir junto al cementerio católico, otro con entrada independiente para difuntos no católicos. Siguiendo esta pauta, en el Cementerio Civil madrileño se daría sepultura y se guardaría memoria de liberales, renovadores, inconformistas y personas contrarias al rito católico y de otros sectores de la vida y el pensamiento español, además de masones y protestantes.

La constitución española de 1978 eliminó la exclusividad de las inhumaciones para personas católicas en cementerios de titularidad pública. A partir de entonces, cualquier persona podía ser enterrada en los cementerios municipales (para todos los ciudadanos, no solo para los católicos), con independencia de su confesión religiosa. Esto provocó un cambio en el estatus funcional del Cementerio Civil, que pasó a ser un espacio histórico.

Una joven suicida, la primera enterrada

La primera persona a la que se enterró en este anexo especial del cementerio de La Almudena fue una joven de 20 años, Maravilla Leal González. Su entierro fue el 9 de septiembre de 1884 a pesar de que la inauguración oficial de la Necrópolis del Este estaba prevista para el 13 de septiembre, unos días más tarde. Maravilla anticipó la inauguración del lado civil del cementerio, no el católico. Los motivos fueron que la joven se suicidó aunque la prensa comentó que era “protestante” y Maravilla no había fallecido de una manera “cristiana”.

En su origen, la inhumación en el cementerio civil era una declaración final de intenciones por parte de la persona enterrada y su familia. Para los sectores conservadores y católicos se consideró una forma de insulto o desprecio.

Tras el advenimiento de la II República, este anexo del camposanto vio como se derribaban los muros que lo separaban del católico del de la Almudena para tener la misma consideración pero duró poco esa situación ya que Franco, seis años más tarde, lo reconstruyó para ser de nuevo un espacio apartheid de los difuntos no cristianos. Otro destacado “suicida” cuyos restos descansan allí es el del escritor Mariano José de Larra.

Toda una especie de Pabellón de difuntos ilustres

Lo que se construyó pensando en que fuera el lugar definitivo de infieles, librepensadores peligroso y “mala” gente de izquierdas, ha acabado siendo una especie de “pabellón de difuntos ilustres”. Este anexo del cementerio de La Almudena constituye todo un recorrido recomendable para su visita, es una parte importante y destacada de la historia de España a través de las tumbas de sus personajes. En ese paseo podrán encontrarse con el fundador del PSOE y de la UGT; Pablo Iglesias Posse o con la dirigente del PCE, Dolores Ibarruri “La Pasionaria”. Otros socialistas relevantes se encontrarán en el trayecto con Julián Besteiro y Largo Caballero.  También con las tumbas de tres presidentes de la I República: Estanislao Figueras, Francesc Pi i Margall y Nicolás Salmerón.

Tumba de La Pasionaria

Personajes extranjeros de alta relevancia social o económica pero de distinta religión a la católica, también terminaron en el Cementerio Civil prácticamente desde su inauguración. Familias como la Loewe o Schindler allí tienen su última morada.

Allí descansan víctimas de los asesinatos franquistas como Julián Grimau. Escritores y filósofos como Pío Baroja, José Laín Entralgo y Xavier Zubiri coexisten en descanso eterno con el fundador del sindicato Comisiones Obreras y dirigente comunista, Marcelino Camacho. Pedagogos como Francisco Giner de los Ríos, Manuel Bartolomé Cossío, Alberto Jiménez Fraud o el filósofo.

La historia de España en las tumbas

En este recorrido nos toparemos con los enterramientos del urbanista Arturo Soria; el zoólogo Antonio Machado Núñez; el escultor Emiliano Barral; el artista Wolf Vostell; y una larga lista en la que están Gumersindo de Azcárate, Urbano González Serrano, Jaime Vera, Américo Castro, Francisco García Lorca, Blas de Otero, Andrés Saborit, Enrique Lister, Eduardo Benot. Antonio Espina o Alfredo Flórez.

Hoy día de La Almudena, patrona de Madrid, recomendamos una visita al cementerio de los “Hijos de un Dios menor” pero grandes para la historia de España.