Entre el 2 y el 3 de noviembre de 1957, en el marco de la Guerra Fría y, más concretamente, de la guerra espacial que mantenían los dos bloques mundiales liderados por Estados Unidos y Rusia, cobró protagonismo el que es, sin lugar a duda, uno de los animales más conocidos e importantes hasta la fecha: la perrita Laika.

Se ha escrito mucho sobre este entrañable personaje -incluso en España, el grupo de la movida madrileña Mecano incluye dentro de su repertorio una canción en su honor-. A veces, eso sí, da la sensación de que se ha romantizado en cierto modo la figura de este animal y de otros que estuvieron inscritos en misiones similares. Nada más lejos de la realidad, la figura principal de estas líneas nunca regresó de la misión.

¿Por qué se eligió a la perra Laika?

Con todo, y para explicar el por qué se eligió a Laika para tan compleja aventura, hay que remontarse a la época. Joseph Stalin muere en 1955, siendo Nikita Kruschev la persona que asume el mando y la que entra de lleno en la batalla científica -espacial- con su enemigo directo. Más allá de los adelantos que supondría el avance en este ámbito para las dos potencias, importaba la imagen proyectada al resto del mundo y, sin duda, ser los primeros en salir con éxito de la Tierra.

Todavía quedaban unos años para las hazañas de Yuri Gagarin, primer cosmonauta en orbitar la Tierra (1961), Valentina Tereshkova, primera mujer que viajó fuera de nuestro planeta llegando a dar 48 vueltas al mismo (1963), o de Neil Armstrong, primero en llegar a la Luna (1969). Actualmente, la NASA prepara a seis aspirantes mujeres para ser pioneras en alcanzar el astro. Con estos datos, no menos relevantes ya que evidencian lo complicado de estas misiones, es más sencillo tratar de entender el por qué de la elección de Laika, máximo en un momento de propaganda exterior como pocos se recuerdan.

El trabajo que planteaba el entonces líder ruso era precipitado y no todo lo estudiado que habría requerido un movimiento de estas dimensiones. Un mes antes, el primer satélite de la URSS, entonces desocupado, entraba en órbita. Esto supuso una acción sin precedentes en el campo espacial, por lo que Kruschev encargó algo fuera de serie para conmemorar el 40 aniversario de la revolución comunista. El responsable del 'departamento', Sergey Korolev, propuso enviar un perro al espacio. Y ahí es donde entra en juego Laika, quien viajó fuera de la Tierra a bordo del satélite Sputnik 2.

No sorprende que el animal falleciera poco menos que en el acto. Así las cosas, y aunque durante mucho tiempo la URSS trasladó que la perra había muerto sin dolor después de una semana en órbita, la realidad es lo que hizo a las seis horas del lanzamiento por problemas y una parada cardiorespiratorios. Las primeras evidencias de esto llegaron en 2002, en el World Space Congress de Houston, por el responsable del Instituto para Problemas Biológicos de Moscú, Dimitri Malashenkov.

La otra cuestión que deriva del lanzamiento al espacio de la perrita más famosa de todos los tiempos es por qué fue ella y no otro animal. Lo primero es que el tamaño de éste debía coincidir aproximadamente con el tamaño del cohete y no pesar más de siete kilos. Tampoco podía ser de raza, al considerarse demasiado mimados para sobrevivir en una situación como esta. Por ello, la escogida no procedió de otro lugar que de la calle. Además de esto, las hembras eran concebidas como más disciplinadas y el pelo liso,un imprescindible para la instalación de sensores. La finalmente seleccionada, eso sí, tuvo que "competir" con otras dos escogidas: Albina y Mukhu. La primera se descartó porque estaba embarazada y la segunda por tener curvas poco fotogénicas en las patas.

Otros animales que han salido de la Tierra

Pero Laika no fue el primer animal en salir de nuestro planeta. Ya desde la Alemania nazi se llevaron a cabo experimentos intencionados de este tipo, en este caso con moscas de la fruta que, en 1947, llegaron al espacio en un misil V-2 que fue capturado por EEUU. Se pretendía con ello saber cómo afectaba la radiación cósmica en materia orgánica a gran altitud y se utilizó a los insectos para conocer las consecuencias de los materiales en el genoma humano. Estos volvieron aparentemente sanos, lo que provocó más misiones espaciales con animales.

Los siguientes serían los macacos Albert, aunque el ejercicio más representativo fue el de Albert II. Este primate fue enviado al espacio en 1949 para estudiar el impacto biológico que tendrían los vuelos espaciales en los seres humanos. Murió también en el acto, pero se pudieron recoger evidencias de su vuelo. Su predecesor voló un año antes, pero no alcanzó los 100 km, distancia a la que un viaje se consideraba espacial. Después de él vendrían Albert III, que apenas llegó a los 10km, y Albert IV, que superaría los 130 km.

Los ratones también se han utilizado en las carreras espaciales. De hecho, en 1950 se envía el primer ratón fuera de la Tierra, convirtiéndose en el primer animal que no lo hacía sedado, lo que permitió analizar los comportamientos de un ser vivo en diferentes momentos del vuelo. Tampoco logró sobrevivir a causa de la desintegración de la cápsula y un fallo en el paracaídas.

Las misiones empezaron a ser algo más esperanzadoras a partir de la década de los 50. De hecho, hubo dos perros antes que Laika que se incluyeron en una: Dezik y Tsygan. El vuelo de ambos superó por poco los 100 km y, estos sí, regresaron a Tierra sanos y salvos, siendo los primeros en volver a su planeta vivos tras un vuelo al espacio.

Estados Unidos también jugó sus cartas en la carrera espacial. El país americano envió al mono Yorick y a once ratones. No superaron los 100 km para que su travesía se considerase vuelo espacial, pero la mayoría de los animales volvieron también vivos, aunque el macaco terminaría falleciendo dentro de la cápsula en Nuevo México. Por fin, en 1959, EEUU enviaba al espacio a los primeros macacos que regresarían vivos: el mono Able y el mono ardilla Baker, que se quedaron cerca de los 500 km.

A esta lista podría sumarse un amplísimo etcétera de animales. Por ejemplo, si hacemos alusión al primer animal que llegó a la Luna antes que Armostrong nos encontramos con dos tortugas (1968) o Felicette, primera gata en alcanzar el espacio en 1963 y a cargo del equipo francés; o a los peces Guppy, que la NASA envió fuera de la Tierra ya en los 90. En definitiva, la importancia de Laika es incuestionable, pero la perra más famosa de todos los tiempos no ha sido la única en salir de la Tierra.