Es habitual refrescarse con una bebida helada mientras se toma el sol, ya sea en una terraza o la playa, y en muchas ocasiones se opta por una cerveza, un cóctel o una sangría, tal vez porque se desconozca que el alcohol aumenta el riesgo de sufrir quemaduras en la piel.

El alcohol reduce los carotenoides, unos pigmentos que ejercen de barrera y bloquean los rayos ultravioletas exponiendo al riesgo de quemaduras, contrario a lo que ocurre cuando se consume productos como las verduras, según un estudio publicado en Skin Pharmacology and Physiology.

El estudio

Para llevar a cabo este estudio, los científicos expusieron a un pequeño grupo de hombres a los rayos ultravioleta para comprobar cuánto tiempo soportaba su piel sin quemarse. El resultado fue que los que habían consumido alcohol se quemaban antes que los que no lo habían hecho.

La conclusión de los investigadores es que el alcohol reduce los carotenoides conviertiendo la piel en vulnerable a la luz ultravioleta y, por lo tanto, al sol. A ello se suma el conocimiento que ya tenemos de que el sol, si bien puede ser beneficioso en pequeñas cantidades por su aportación de vitamina D, es dañino en excesos dado que puede provocar no solo manchas y lunares, sino también problemas mayores como cáncer de piel. Para prevenir los efectos, los expertos aconsejan la ingesta de verduras, pues ayudan a generar los pigmentos.