Dani Alves, que se enfrenta a nueve años de cárcel por parte de la Fiscalía y a 12 por parte de la denunciante por presuntamente agredir sexualmente a una joven en la discoteca Sutton de Barcelona, sigue en prisión mientras espera la sentencia final. Pero preocupa especialmente su estado de salud, razón por la que las autoridades penitenciarias de Brians 2, donde se encuentra arrestado, han activado el protocolo antisuicidio.

Tal como ha desvelado el programa de Telecinco Fiesta, según el testimonio de Coutinho, uno de los excompañeros de celda del futbolista brasileño, Dani Alves lo está pasando realmente mal en la prisión: “Se han tomado medidas extremas. A raíz del juicio, le ha pegado el bajón. Como deprimido, cabizbajo. Los educadores y funcionarios como arropándolo. Por miedo de que se cortara o se intentara hacer alguna locura o historias de esas. Estuvo con ese protocolo al día siguiente del juicio”.

En concreto, las autoridades de la prisión han adoptado un protocolo de tres pasos: ‘Evaluación de riesgo’, ‘Medidas de seguridad’ y ‘Programas de apoyo’. Alves está en constante evaluación de su estado y la vigilancia ha aumentado para controlar el acceso de objetos peligroso. Además, le han ofrecido apoyo emocional, terapia individual y su asistencia a grupos de autoayuda.

La pena a la que se enfrenta Dani Alves

El juicio al futbolista Dani Alves acusado de agredir sexualmente a una joven en la discoteca Sutton de la Ciudad Condal quedó para sentencia tras concluir el juicio en la Audiencia de Barcelona por un delito “de agresión sexual con acceso carnal”.

El tribunal tiene 20 días a contar desde la finalización del juicio, el pasado 7 de febrero, para decidir y dictaminar sentencia. Por un lado, la Fiscalía, que pide una pena de nueve años de prisión para el futbolista brasileño, y por el otro, la acusación particular, que amplía la pena hasta los 12 años. Mientras, la defensa del futbolista ha reclamado que sea absuelto o bien, como petición alternativa, un año de prisión y una multa de 50.000 euros.

El juicio no terminó sin antes celebrar una breve “vistilla” en la que la defensa del futbolista volvió a reclamar su puesta en libertad inmediata que la sala resolverá en los próximos días, antes de dictar la sentencia. La propuesta de libertad provisional ya ha sido rechazada en tres ocasiones.

Alves negó la violación y aseguró que fueron relaciones consentidas

En su declaración ante el juez, Dani Alves negó que agrediera sexualmente a una chica en la discoteca y defendió que tuvieron sexo con consentimiento: “No soy ese tipo de hombre, no soy violento”.

Durante su declaración, el pasado 7 de febrero, Alves no pudo contener las lágrimas y tuvo que parar la declaración. No obstante, aseguró que en ningún momento la chica quiso salir del baño y el se lo impuso, como dijo la víctima en su declaración. “En ningún momento me dijo nada, simplemente estábamos disfrutando los dos allí y ya está, nada más”, dijo.

Además, aseguró que se enteró de que estaba acusado de agresión sexual “al día siguiente por la prensa”, añadiendo textualmente que se le vino el mundo encima.

Para justificar su cambio de versiones respecto a lo ocurrido durante la fase de instrucción del caso, el exfutbolista del FC Barcelona aseguró que en su segunda declaración dijo lo mismo que el día del juicio, y que en la primera dijo que había tenido sexo oral con la denunciante porque esperaba que su mujer lo “podría perdonar”.

Así, insistía en que esa noche había bebido mucho, lo cual le impidió conducir, en consonancia con la tesis que su defensa desarrolló durante el juicio intentando conseguir una atenuante que rebaje una eventual condena.

Por su parte, la denunciante, que declaró un día antes que Alves, ratificó su versión: “En el momento que le saludé para darle un beso me agarró la cara, y para darle el segundo beso no pude porque me estaba agarrando mucho, con una actitud babosa. Tenía la mano por la espalda y la bajo, casi me toca el culo”.

La declaración de la joven se celebró a puerta cerrada para preservar su intimidad y fue grabada para que quede preservada como prueba y así evitar que pueda desvelarse su identidad en caso de filtración posterior.

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