Eduardo Zaplana, recuerda a través de un comunicado que sus conversaciones con el ex presidente madrileño Ignacio González e intervenidas por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en el marco del ‘caso Lezo’, forman parte de su vida privada y no suponen ilegalidad alguna. Estas conversaciones han sido difundidas en primicia por ELPLURAL.COM.

“Lo que digo en esas conversaciones nada tiene que ver con práctica ilegal alguna, ni con asunto relevante a los efectos de persecución, ni investigación de delitos. Así lo considera también la Administración de Justicia, como es sabido”, subraya en el comunicado recogido por el diario La Vanguardia. El que fuera ministro de Trabajo y portavoz del Gobierno de José María Aznar recuerda que lleva diez años retirado de la política. "No solo no he desempeñado desde entonces cargo público alguno, sino que tampoco he manifestado públicamente mi parecer sobre hechos de actualidad, habiendo tenido sin duda oportunidad de hacerlo”, recoge el comunicado.

Asimismo, defiende que no ha estado imputado en ningún proceso y que se dedica "exclusivamente" a trabajar en el ámbito privado. “Pero unas conversaciones privadas grabadas como parte de una investigación judicial sobre un asunto en el que yo no soy parte ni testigo, me traen contra mi voluntad y con desagradable sorpresa a los medios de comunicación”, lamenta.

Zaplana reivindica su derecho, como el de cualquier ciudadano a la protección del honor y la intimidad personal. Las conversaciones publicadas para nada afectan a los asuntos investigados. Son frases dichas en charlas informales que muchas veces poco tienen que ver con opiniones y pensamientos sosegados”, añade.

Para Zaplana, las conversaciones mantenidas con González, en las que le dice al ex mandatario madrileño, entre otras cosas, que tiene que hablar con el ministro de Justicia, Rafael Catalá, para asegurar el nuevo puesto del fiscal jefe de la Audiencia Nacional, “no son de interés público, aunque es evidente que tienen interés periodístico”.

“A estas horas poco puedo hacer para detener esta marea de publicaciones informales y espontáneas, aunque estén amparadas en el derecho a la información, que respeto profundamente. Ese derecho difícilmente puede invocarse en este caso, en el que yo soy solo un interlocutor de la persona investigada, que es González. Por ello reclamo respeto por mi intimidad, en tanto en cuanto abandoné la vida pública hace años. Hoy mis conversaciones privadas, sin ningún interés público o judicial, están a la vista de todos, con el evidente desamparo que esto me produce”, concluye.