La constitución de la Mesa del Congreso dará el pistoletazo de salida a la legislatura el 3 de diciembre. Será el día que se constituirán de nuevo las Cortes después de la celebración de las elecciones del 10 de noviembre, en las que Vox adquirió la tercera plaza dando un sonoro sorpasso a Ciudadanos y Unidas Podemos.

Dos días más tarde de los comicios, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias rubricaron un preacuerdo para gobernar de forma conjunta en un Ejecutivo en coalición que ponga freno a la escalada de los ultras. Una agilización de los tiempos para que, a tenor de los resultados cosechados, se empezara a vislumbrar una mayoría parlamentaria de tintes progresistas. Pero la extrema derecha adquirió un protagonismo difícil de frenar. 52 diputados que les permiten realizar por sí mismos recursos ante el Tribunal Constitucional y, si no se abre un frente común, también les otorga una posición preminente para ocupar alguno de los cargos del órgano rector de la Cámara Baja.

La idea de socialistas y morados era vetar las aspiraciones de los de Abascal en este segundo supuesto. Para ello, necesitaban del apoyo de PP y Ciudadanos que, pese a gobernar con los votos de la extrema derecha en buena parte del mapa, fueron llamados a ejercer un cordón sanitario similar al del resto de fuerzas conservadoras y liberales en Europa. Pero España es diferente: los pactos pesan y Vox ha conseguido amenazar con la gobernabilidad a aquellos que blanquearon sus actitudes tiempo atrás.

El propio Teodoro García Egea reconoció este martes que sus votos no servirían para vetar a los ultras. Portazo popular a las aspiraciones de Ferraz, nuevo blanqueamiento y mano tendida a la extrema derecha. El argumento es repetitivo: no nos pueden dar lecciones aquellos que pactan con los que quieren romper España.

Inés Arrimadas se ha mostrado en la misma línea este miércoles. La candidata que suena con más fuerza para obtener la presidencia de Ciudadanos ha alegado que se puede imaginar "las intenciones del PSOE: echar a Vox y meter a algún partido nacionalista. Nosotros intentaremos que eso no ocurra".

Este enquistamiento ha provocado que Adriana Lastra, portavoz del PSOE en el Congreso, haya reconocido finalmente que será “complicado” que Vox no entre en la Mesa: "Es muy difícil. Sin el acuerdo del PP, Vox estará en la Mesa".

Plegados ante la amenaza

“Si el PP y lo que queda de Cs siguen colaborando en el linchamiento mediático a VOX, y permiten el cordón sanitario para excluirnos de la Mesa del Congreso, entenderemos que han elegido a PSOE y Podemos para aprobar los presupuestos allí donde gobiernan”, ha advertido Santiago Abascal este miércoles a través de su perfil de Twitter.

Una amenaza velada a sus homólogos populares y naranjas. Una especie de toque de atención y reafirmación de quién teje los hilos en Andalucía, Madrid y Murcia.​ Gobiernos autonómicos que caminan al son de la extrema derecha, por más que traten de despejar esa irresponsabilidad en cada una de sus intervenciones. Los pactos sellaron la evidencia, las decisiones parlamentarias serán definitivas.