A finales del mes de septiembre el Alcázar de Toledo, sede en la actualidad del Museo del Ejército y de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, acoge un acto de exaltación de las personas que en 1936 se levantaron en armas contra el legítimo Gobierno de la II República. En su mayoría militares y guardias civiles que la Hermandad de Nuestra Señora Santa María del Alcázar se encarga de mantener viva la memoria de estos “heroicos defensores del glorioso Baluarte”, como catalogan a los sediciosos los familiares y simpatizantes de estos golpistas, entre los que se encontraba  este año el concejal del PP en el Ayuntamiento de Toledo, Ignacio José Jiménez Gómez, según recoge la fotografía a la que ha tenido acceso ELPLURAL.COM.

Cuando la “cabra tira al monte”

La presencia del concejal Jiménez, muy dado a criticar al equipo de Gobierno local de izquierdas (PSOE+Ganemos) por “poner mordazas” a los vecinos y “eludir la participación democrática de los ciudadanos”, no deja de ser chocante, contradictoria y, según las fuentes consultadas por este periódico, “la primera de un concejal del PP, porque antes los de Alianza Popular estaban en primera fila, con don Blas Piñar, ante la tumba de Moscardó y Milans del Bosch, pero yo no recuerdo a ningún concejal de los de ahora asistir a la misa en el patio de armas del Alcázar, y mucho menos a la cripta para rendir homenaje a los defensores y cantar los himnos de la Guardia Civil y de Infantería ”. Y es que, como señala un compañero de escaño en el Ayuntamiento de Toledo, “la cabra siempre tira al monte, y todos los que conocemos a Iñaki sabemos de qué pie cojea; mejor dicho, de qué pies cojea”.

“¿Y si fuera al revés?”

En este sentido, las mismas fuentes se preguntan “qué pasaría si un concejal del PSOE participara en un homenaje a Fidel Castro, u otro edil de Ganemos asistiera a un acto de Bildu protagonizado por Arnaldo Otegui”. “¿Qué pasaría?”, insisten. “Seguro que el PP, con Iñaki a la cabeza, pediría la dimisión inmediata de aquellos concejales que asistieran a alguno de estos actos”. Cabe preguntarse, entonces, si el edil “popular” no está obligado a dar explicaciones sobre su presencia en un acto de supuesta ilegalidad, si atendemos a los enunciados de la Ley de la Memoria Histórica, cuyo Foro nacional advierte de que “en España los grupos que defienden el golpe de julio de 1936, la posición fascista en la guerra y la posterior dictadura, suelen llevar a cabo manifestaciones de exaltación del golpe, por lo que no debe haber apoyo legal ni soporte democrático para que se consienta la celebración de ninguna manifestación de apoyo al golpe, y sí prohibirse por su carácter de incitación al odio entre españoles”, apuntan.

Con las bendiciones de la Iglesia

Exaltación, sin embargo, que no sólo se celebra con total impunidad en un edificio público y de la importancia cultural del Museo del Ejército, sino que cuenta con el apoyo entusiasta de la Iglesia toledana, que año tras año cede espacios y curia para que la vertiente más fundamentalista del nacional-catolicismo tenga su día en el calendario y aclame el golpe de Estado de 1936. Tanto es así que, incluso, que en la Catedral Primada existe una capilla donde diariamente tiene lugar “la Santa Misa, a las 8,30, en sufragio de los difuntos de la Hermandad de Nª Sª del Alcázar”; es decir, en honor de los golpistas que se atrincheraron en el emblemático recinto. Letrero que permanece en la puerta de la capilla 70 años después del golpe de Estado contra el Gobierno legítimo de la II República, y tras ocho años de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica que prohíbe la exhibición y exaltación del régimen franquista.

“Cainismo golpista” entre los familiares

Fuentes que también informan a esta redacción del “mal rollo” existente en la actualidad en la Hermandad de la Virgen del Alcázar, en manos de Sacramento Ramos, primera mujer en acceder a la dirección e hija de Federico Ramos, “aquél joven que con tan sólo 15 años juró defender su fe en Dios y en la Santísima Virgen y no dudó en poner su vida en riesgo por su patria, ¡por España!”, dice ella en su presentación ante los “hermanos”, a quienes informa de que la nueva directiva “ni yo estamos teniendo facilidades ni recibiendo la esperada colaboración por parte del Hermano Mayor cesado (Santiago Marín), quien todavía no ha devuelto a la Hermandad todos los bienes y documentos de la misma que obran en su poder, y la Hermandad no dispone, en este momento, de recursos económicos ni siquiera para enviaros este saluda por correo postal personalizado a cada uno de vosotros”, asegura. Misiva que anuncia una guerra sin cuartel, sobre todo después de perder capacidad financiera y el inmueble propiedad de los familiares, que como no podía ser de otra forma se encontraba frente al Alcázar de Toledo.