El dimitido pero aún presidente de la Generalitat Valenciana en funciones, Carlos Mazón, se ha vuelto a vuelto a colar en Extremadura. Si hace poco más de dos años su pacto sin avisar a Génova precipitó que, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, obligara a María Guardiola a llegar a un acuerdo con Vox, ahora, su salida del Gobierno valenciano vuelve a entrar con fuerza en las elecciones extremeñas que se celebrarán en diciembre. Pero esta vez, para horror de Feijóo, la María Guardiola que se presenta no es la misma que antes, lo que deja al líder popular en una posición de pérdida de poder que abre, un poco más, las costuras del partido del charrán.

A priori, Vox quiere cocer a fuego lento, pero no demasiado, la elección del nuevo presidente de los valencianos. Según las informaciones que maneja ElPlural.com De Fuentes tanto del PP como de Vox, la intención de los De Santiago Abascal es apretar al PP para conseguir todo lo que pidan. Y es que ir a elecciones en la Comunitat Valenciana no le interesa a los populares por la brutal caída de escaños, en favor de Vox, que marcan las encuestas. Así, Vox tiene ahora la sartén por el mango y lo saben.

El problema para Alberto Núñez Feijóo es que en los anteriores comicios Guardiola era una novata que tuvo que asumir la decisión de la calle Génova 13 de pactar con Vox, pero la candidata que se presenta este diciembre ya no es la misma, y parte de una posición de poder como baronesa que no tenía hace casi tres años.

Las fuentes cercanas a Guardiola explican que en las anteriores elecciones pudo con “toda una institución que era Vara pero pecó de novata. Sin embargo ahora, compite con un candidato que va a ir a juicio y la idiosincrasia de Extremadura no es buena para Vox. Aquí no hay problemas con la inmigración, todo lo contrario, y no llevan bien el tema machista”.

Ayuso, la verdadera beneficiada

Por tanto, y aunque otras fuentes del PP afirman que Vox sí puede ser un problema para Guardiola, en lo que todos coinciden es que Mazón y sus tiempos “erróneos” de toma de decisiones a quién de verdad le hacen daño es al líder del PP, y a quien beneficia es a una Isabel Díaz Ayuso que mira desde la barrera la guerra interna que está a punto de estallar en el PP.

Hay que recordar que la presidenta madrileña salió rauda y veloz a bendecir el pacto de Mazón con Vox, hablando de la libertad de los territorios para escoger. Sin embargo, ha sido inteligente apartándose de la figura de Carlos Mazón cuando políticamente hablando ha empezado a ser realmente tóxica, dejando así a Feijóo tragarse solo el problema valenciano. Un problema que ahora, y sin que nadie pueda evitarlo, se ha extendido a Extremadura.

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