El globalismo es un término generalizado por el politólogo estadounidense Joseph Nye que nos habla de una presunta distopía que aniquila el estado-nación en favor de la aglutinación del poder en entidades supranacionales. Dicho proceso acabaría con el valor cultural de un país, su historia  y la identidad de sus ciudadanos. Globalismo, gracias a Vox, se ha convertido en un término que puedes escuchar este domingo de fondo mientras estás viendo el Real Madrid-Barça en un bar rándom de tu barrio. Puedes estar escuchando a tu vecino hablar de cómo una élite política, económica y cultural te quiere prohibir la carne y obligarte a comer gusanos, quiere sustituir a tus hijos por mascotas e imposibilitarte poseer bienes materiales, mientras Karim Benzema encara a puerta. Tu colega Javier te puede estar explicando cómo un empresario judío llamado George Soros amenaza la supervivencia de tu raza, siguiendo un plan para reducir la población vía aborto y eutanasia e implantar un Nuevo Orden Mundial y dos minutos después gritarle a la tele para que Ancelotti haga cambios. Y tú solo quieres pedirte otra Mahou y que Carvajal no haga ningún penalti.

Este hecho es un éxito rotundo de Vox y su particular batalla cultural contra la izquierda posmoderna. El partido de Santiago Abascal es quien ha introducido el término en la trivialidad del día a día. Pequeñas victorias que pueden conseguir, yarda a yarda, el objetivo marcado. Así define el concepto el propio Abascal en una entrevista con el filósofo Miguel Ángel Quintana Paz en un podcast para The Objetive: “El globalismo viene de unas élites minoritarias que están en organismos internacionales y que manejan tres vectores ideológicos: el multiculturalismo, la ideología de género y el cambio climático. Una nueva religión mundial necesaria para construir soberanía mundial”. 

El partido tiene claro el papel del globalismo: "Nos quiere imponer un control total sobre nuestras vidas. Nos dirá a dónde viajar, a quién rezar, qué comer, qué coche comprar, qué ropa vestir y qué ideología pensar. Urge un gobierno que defienda a España, su soberanía y sus trabajadores", exclaman en un tuit del 22 de mayo de 2021. Pinchando en este enlace puedes ver cuántas veces ha utilizado el término en Twitter. De hecho, su Agenda España nace como reacción a la Agenda 2030 propuesta por el Gobierno: "Frente a la izquierda y el globalismo empobrecedor, presentamos la alternativa que garantizará igualdad, soberanía y protección social a los españoles", expresaron desde el partido. En el acto celebrado este sábado junto a su sindicato, Solidaridad, se han escuchado consignas contra la "agenda globalista del ecologismo progre" y "la élite descastada y apátrida"

Posición en el conflicto ucraniano

Desde el minuto uno del conflicto entre Ucrania y Rusia, Vox se ha mostrado de forma transparente en contra de Putin. A pesar de ciertas similitudes ideológicas con el mandatario ruso, la formación populista se ha posicionado inequívocamente en la tesis de la OTAN, Biden y Soros. Es decir, del globalismo. ¿Es esto una contradicción? ¿Ha traicionado Vox su discurso y tesis? En aras de dilucidar esta cuestión, desde ElPlural.com nos hemos puesto en contacto con varios intelectuales que conocen muy bien el partido y la situación geopolítica que vivimos en la actualidad.

En primer lugar, Miguel Ángel Quintana Paz, autor de la entrevista anteriormente citada y director académico del Instituto Superior de Sociología, Economía y Política (ISSEP), no considera que el partido viva en una contradicción "ni teórica ni práctica" y pone a Polonia como ejemplo: “Su gobierno no es globalista y eso no le lleva a ponerse de lado de Putin sino todo lo contrario. De hecho, lo consideran su principal amenaza. Rusia es un invasor de Ucrania y podría serlo en algún momento de Polonia”. Según él, “con una mirada intelectualmente honesta tenemos lo que Vox llama globalismo y luego hay opositores. Y entre estos últimos hay diversidad y esta guerra lo demuestra”.

Tampoco da importancia a posibles parecidos ideológicos con Putin: “Me parece un análisis burdo considerar que todo lo que no sea  prooccidental, pro Unión Europea y pro clases de iniciación a la sexualidad trans a los seis años, están juntos y son lo mismo. ¿Hay algo de eso? Sí. Pero entre los críticos también hay muchas diferencias. Valorar de forma positiva lo que dice otro crítico sobre algo no te compromete a nada. La política hace extraños compañeros de cama”, sentencia. El filósofo termina advirtiendo que el conflicto también “ha servido para intentar pillar a Vox en contradicciones y empezar a buscarlas. Aunque lo entiendo desde la lógica de la guerra”, matiza.

Quien tampoco atisba contradicciones en el discurso de Vox es Alejo Vidal Quadras, fundador del partido: “No podemos introducir falacias. Hemos de distinguir entre dos ámbitos. Una cosa son las políticas de familia o defensa de la vida, donde los partidos tienen perspectivas diferentes y otra cosa es la invasión de Ucrania”. El exeurodiputado lo tiene claro: “La posición del partido es contundente. Y así lo ha mostrado Abascal en el Congreso”.

Asimismo, reflexiona sobre posibles similitudes entre Putin y Vox: "Como hay ciertas similitudes en el tema de la ideología de género entonces… no. Eso es una falacia. Una cosa es una cosa y la invasión de Ucrania es otra y ahí Vox ha estado donde debe estar”. El político no atisba ninguna "inconsistencia" en oponerse a la Agenda 2030 y "condenar sin paliativos la invasión de Ucrania".

En contraposición a estas opiniones tenemos a quienes sí consideran contradictorio el viraje de Vox. Uno de ellos es el historiador Fernando Paz, quien, por cierto, llegó a ser cabeza de lista del partido por Albacete aunque renunció finalmente a ello: “Es una contradicción flagrante cuando pretendes articular un discurso antiglobalista y resulta que no dices ni una palabra acerca de la pertenencia de España a la OTAN, sobre la desprotección de las ciudades españolas en África y ni una palabra del material militar israelí cedido a Marruecos". Y añade: "Su posición es muy pro Ucrania y eso es, no nos engañemos, posicionarte a favor de la OTAN. Es una contradicción brutal”. Asimismo, el director del programa de 7NN Con otra mirada asegura que la posición adoptada por Vox ha sentado mal en algunos sectores de la organización: “Hay gente que no está de acuerdo con eso”.

Por otra parte, Paz rehuye de la comparación entre Putin y Vox, algo que el propio Pedro Sánchez hizo el pasado miércoles en el Congreso de los Diputados: “Vox es muy pro Atlantista y la fuerza a la que más se puede parecer es el Partido Republicano de EEUU, en su versión trumpista. Otras propuestas de la derecha alternativa proponen una transformación social y Vox no está en eso”. Finalmente, el escritor también destaca que “a pesar de la gran incoherencia en su discurso no lo es tanto en su naturaleza. Ya lo dijo Vestrynge. A lo que más se parece Vox en España a Alianza Popular”.

En esta vía se mueve el también historiador Pedro Insua: “Joe Biden, que para Vox representaba el no va más del globalismo, parece ser que representa ahora, frente a Vladímir Putin, los valores y principios de Occidente. Así, nos encontramos en un escenario en el que los mismos que decían que la dictadura progre globalista nos quería someter a la vacunación, ahora quieren que los que nos sometían intervengan en Ucrania para liberarla a ella, y a todos nosotros, del dictador Putin”, refleja. 

Para el intelectual jacobino, "el soberanismo de Vox termina exigiendo al Gobierno de Pedro Sánchez que España cierre filas en torno a sus aliados y se mantenga bajo el ala de Biden".