Miembros de una organización de exiliados iraníes, el Consejo Nacional de Resistencia Iraní (CNRI) financiaron el surgimiento y los primeros años de vida de Vox. Esta organización, que formaba parte de la lista de organizaciones terroristas, además de financiar el partido, pagó los sueldos de Santiago Abascal e Iván Espinosa de los Monteros durante ocho meses.

Así lo desvela El País, que cifra el salario del actual presidente de Vox en 3.570 euros mensuales netos, unos 5.000 brutos. Por su parte, el portavoz parlamentario percibió unos 2.300 netos, 3.083 brutos.

Los primeros salarios fueron pagados apenas un mes después de la creación del partido, que se inscribió en el registro del Ministerio de Interior el 17 de diciembre de 2013 con un millón de euros del CNRI, según el citado medio.

El que fuera primer presidente de la formación ultra y fundador, Alejo Vidal-Quadras, fue quien facilitó las maniobras ya que hizo las veces de intermediario entre el CNRI y Vox.

Según El País, los sueldos se fijaron en un desayuno que tuvo lugar en la casa de Espinosa de los Monteros y, a la postre, se ratificaron en la sede del partido. Tanto Abascal como Espinosa de los Monteros han rehusado comentar las informaciones. Cabe destacar que Javier Ortega Smith rechazó cobrar.

Desde febrero y hasta octubre del año 2014, ambos dirigentes se embolsaron 40.000 euros netos de las arcas de la Resistencia iraní.

Además de los sueldos, el partido recaudó un montante total que ascendería a 971.890 euros con 56 céntimos entre diciembre de 2013 y abril de 2014. Los donativos del extranjero, que eran anónimos, se cortaron poco antes de la celebración de los comicios europeos en mayo de 2014.

El dinero recaudado hasta la fecha sirvió también para costear la campaña, pagar el equipo tecnológico (ordenadores), el alquiler de la sede íntegro (desde la fianza hasta los muebles) y otros gastos devenidos.

Los 65.000 euros brutos que cobraron los dos diputados durante ocho meses procedieron de una caja común que se nutrió de 141 transferencias internacionales enviadas desde diferentes países por simpatizantes del CNRI.

Vida-Quadras, quien dejó la formación por discrepancias con Abascal, declaró a El País que “Abascal estuvo al tanto de todo, le expliqué mi relación con el CNRI y le dije que nos financiarían. Le pareció bien. Estaba encantado. No puso ninguna pega”.