La contienda a taco limpio que inició Pablo Casado en el Congreso de los Diputados trascendió los muros del hemiciclo y, al más puro estilo de te espero en la calle, PP y PSOE se lanzan dardos envenenados a través de los medios. El alcalde de Madrid y portavoz de Génova, José Luis Martínez-Almeida, confirmó que Nadia Calviño llamó “desequilibrado” a Casado, lo que propició una ofensiva de los populares contra la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos con hasta 100 preguntas registradas por escrito. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha salido a defender a su número dos, censurando el tono empleado por el líder del PP tanto la Cámara Baja como fuera de ella.

En una rueda de prensa posterior al Consejo Europeo en Bruselas, Sánchez acusó a Casado de haber perdido “el respeto y la educación” durante la última sesión de control; conminándole a “arrimar el hombro” y abandonar su actitud bélica.

"Toda España" pudo comprobar que el líder del PP "perdió el respeto y la educación" al hemiciclo, y ”lo lamento”, dijo Sánchez. A su juicio, los ciudadanos esperan de sus representantes que, en momentos como el actual, con un repunte de casos en Covid-19 que ha disparado la incidencia acumulada y en pleno proceso de recuperación económica, “dejen la descalificación y los exabruptos” y “trabajen conjuntamente”.

El líder del Ejecutivo aseguró que "fue muy triste el día de ayer” porque “vi una pérdida absoluta del respeto y la educación. Y cuando se pierde el respeto y la educación, en política como en la vida, se pierde todo”.

“Estoy asqueada”

El ambiente en el Congreso de los Diputados acostumbra a estar viciado en las sesiones de control. Cada interviniente aprovecha su turno para ganarse un espacio en las redes. El debate de altura y la política con mayúsculas no acostumbran a ser denominadores comunes. Sin embargo, la de este miércoles traspasó varias líneas rojas, pasando de un cariz enturbiado a irrespirable. Los decibelios alcanzaron cotas inimaginables cuando Casado, sin ruborizarse, pronunció un taco mientras clavaba una mirada desafiante al presidente del Gobierno: “¿Qué coño tiene que pasar en España para que usted asuma responsabilidades”. Los suyos no vacilaron y, apenas terminó de pronunciar su frase, la bancada al completo se puso en pie y se deshizo en aplausos hacia su líder mientras retumbaban los “¡muy bien!”.

Ante esto, el líder del Ejecutivo, Pedro Sánchez, ironizó con la cantidad de cafeína consumida por su interlocutor y llamó la atención por lo que ha considerado una falta de respeto al Parlamento: “Acabamos de ver un claro ejemplo de cuál es la oposición y su falta de respeto a las Cortes Generales. Es bueno recuperar la normalidad democrática y este Gobierno está centrado en superar la pandemia y la recuperación económica. En España no aprobábamos Presupuestos en tiempo y forma desde 2015. Debemos cumplir con nuestras obligaciones constitucionales, por lo que le pido que cumpla la Constitución y abandone el bloqueo del CGPJ”.

La intervención de Casado no gustó nada a Moncloa, y Calviño se encargó de trasladárselo. En un acto en el que la vicepresidenta coincidió con el dirigente popular, abroncó a éste ante la atenta mirada de Felipe VI.

“¿Cómo estás”, le preguntó Casado para romper el hielo. La respuesta es para quedarse helado: “Estoy asqueada por lo que has dicho de los abusos a menores. No puedes sacar en el pleno los casos de los menores”. Casado no se amedrentó y se justificó: “En una democracia parlamentaria la oposición controla los escándalos del Gobierno y no acepto que me digas lo que puedo decir o no”. Sin embargo, sus palabras no cayeron en saco roto y, como si de una sesión parlamentaria se tratara, hubo réplica: “No puedes decir mentiras. No tienes sentido de Estado”. “Hay una condena por abusos y se está tapando. Sentido de Estado no es ocultar a delincuentes. Es decir la verdad a los españoles, entre otras cosas sobre la situación económica”, zanjó el líder de la oposición.

El cruce de reproches entre ambos no fue a más, pero sí que salpicó a otros protagonistas. La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos se dirigió entonces a Almeida y lamentó: “Tu jefe está desequilibrado”. Casado, que lo escuchó, murmuró una vez Calviño se alejó: “Desquicie moral es mentir a los españoles”.

El alcalde de Madrid confirmó los términos de la conversación: "Fue la expresión, tengo que confirmarlo (...) Pasó por delante de mí Nadia Calviño sin pararse, simplemente me dijo: Tu jefe es un desequilibrado”.