El PP ya ha amenazado con usar su mayoría absoluta en el Senado para sabotear las concesiones en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) que el PNV les arrancó cuando Rajoy todavía era presidente del Gobierno. Los populares tienen dos vías para hacerlo: mediante enmiendas parciales que eliminen dichas partes de la Ley de Presupuestos (los PGE son una ley) o vetando directamente los Presupuestos en bloque. Pero, ¿qué consecuencias tendría todo esto? ¿Se puede hacer?

Vetos en la tercera fase

El envío de los PGE al Senado es lo que se conoce como la segunda fase del procedimiento parlamentario para la aprobación del proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado. La tercera se produce en el Congreso de los Diputados, porque, pase lo que pase en el Senado, el proyecto vuelve al Congreso para su debate final en el Pleno:

Si hubiera existido veto en el Senado, esto es: si el PP decide hacer una enmienda a la totalidad a los PGE, el Congreso los tendría que someter nuevamente a votación y si recibe la aprobación de la mayoría absoluta (al menos 176 votos), el veto se levantará como si nunca hubiera existido. Si esto no sucede porque no se logren las mayorías necesarias y el veto se ratifica, dos meses después se votará de nuevo, bastando entonces la mayoría simple (más votos a favor que en contra). Y si tampoco se alcanzase, el proyecto se considera rechazado y se devolvería al Gobierno para su reelaboración, dándose la paradoja de que se devolverían a un Gobierno diferente al que los presentó en su momento. En cualquier caso, parece muy difícil que el PP pueda lograr en este momento los votos suficientes para ratificar ese veto en el Congreso y que terminaría perdiendo la votación, por lo que sólo retrasaría la aprobación de los PGE. 

Pasito a pasito, enmiendas parciales

Si no hubiera veto querría decir que el PP habría pasado varias enmiendas parciales de los PGE en el Senado. Para que éstas salieran adelante en el Congreso,tendría que obtener la mayoría simple de los votos emitidos en el Pleno del Congreso, lo cual también se antoja difícil para el PP, aunque no imposible.

Así, el "castigo" que el PP pueda inflingir al PNV con los PGE es relativo. Como mucho pueden aspirar a retrasar la aprobación de los presupuestos (cosa que seguramente consigan), pero no introducir cambios sustanciales sin revertir el mismo reparto de votos que les sacó de La Moncloa.