Portada de El País del 28 de enero de 2016



Felipe González está "cansado de que interpreten lo que suponen que pienso o debería pensar". Así lo explica en una entrevista concedida a El País en la que alerta contra las "posiciones inmovilistas" de Mariano Rajoy y la "política liquidacionista" de Pablo Iglesias. En su opinión, ni el PSOE debe impedir un Gobierno del PP, ni al revés. Asegura que ninguno ha sabido leer el resultado electoral:
"El PP no ha leído el resultado como es: una derrota. No sólo por perder 60 diputados, sino porque está siendo rechazado por los demás partidos. O sea, porque la mayoría del Parlamento es muy crítica con la gestión de Gobierno y su comportamiento en estos años"

(...)

"Esa lectura errónea de los resultados afecta también al Partido Socialista que ha sufrido una derrota clara en las urnas y debería haber considerado la voluntad de los ciudadanos. Además, se está confundiendo la idea de que en un eje de izquierda y derecha hay más votos en la izquierda, como ha ocurrido casi siempre. De esa noción se deriva, sin más, que se dan posibilidades de Gobierno de izquierda mayores de las que hay en la realidad, no solo en la aritmética parlamentaria, sino en las necesidades de que haya un Gobierno progresista y reformista, con base suficiente para llevar adelante su tarea".

La irresponsabilidad de Rajoy
Al expresidente del Gobierno le habría encantado que hubiera una "mayoría progresista y reformista", pero no cree que eso exista. De ahí, argumenta, estamos en esta situación. Es sumamente crítico con la posición de Rajoy de renunciar a formar Gobierno y, sin embargo, no retirarse de la contienda:
"Es una irresponsabilidad difícil de calificar. ¿Qué pretende? ¿Propone que se estrellen otros y ofrecerse él después como única solución? ¿Habrá pensado en las implicaciones que tiene para todas las instituciones este juego? ¿Está pensando solo en sí mismo, sin tener en cuenta los intereses de España?"

La 'papeleta' de Sánchez
Felipe González cree que el PP debe intentar formar Gobierno, con o sin Rajoy. Si fracasa, será entonces el turno de Pedro Sánchez. En cualquier caso, rechaza de pleno una gran coalición entre PP, PSOE y Ciudadanos:
"De ninguna manera. Me parece una propuesta que nace de un fracaso y que no se plantea la gobernanza de España en el medio plazo. El fracaso es el de la estrategia que algunos llaman del “Gobierno del Ibex”, una suma PP-Ciudadanos que fuese mayoritaria, creando así una pinza contra el Partido Socialista apoyando la subida de Podemos. ¿Recuerdan a Rajoy el 6 de diciembre animando a Iglesias? “Vas bien Pablo, vas bien”, le decía".

El histórico dirigente socialista alerta de la 'trampa' del PP con su operación 'hay que salvar al soldado Sánchez', ideada en realidad para hundirle y dejar el espacio de la oposición a Podemos. Aceptarlo, asegura sería una "gran estupidez".

¿Y cuál sería el mejor Gobierno posible? Un acuerdo de políticas reformistas. En su opinión es necesario "abandonar estrategias de trileros como las que hemos visto el viernes pasado", en referencia tanto a Rajoy como a Iglesias y acordar un "proyecto reformista para España".
"Si los partidos políticos estuvieran hablando de programas de Gobierno y no de aritméticas parlamentarias incompatibles en todo o en parte con un Gobierno estable, sería menos complicada la respuesta. Pero el ambiente no es ese. Es un momento más de regates cortos y oportunistas, o de supervivencias personales como la de Rajoy, que de miradas largas para dar respuesta a los desafíos de España".

El riesgo de apoyar a Podemos
En la entrevista reparte también zascas a los líderes de Podemos por su "comportamiento arrogante, con humillaciones que ponen al descubierto cuáles son sus verdaderas intenciones, no se debe aceptar". Alerta de que estos dirigentes lo que buscan en realidad es "liquidar" el marco democrático de convivencia al estilo venezolano y acabar con el PSOE. Asegura que aunque la aritmética parlamentaria podría propiciar una Gobierno progresista liderado por el PSOE, éste sería de alto riesgo.
El comportamiento arrogante de los líderes de Podemos, con humillaciones que ponen al descubierto cuáles son sus verdaderas intenciones, no se debe aceptar. Esos dirigentes, con el debido respeto que merecen sus votantes y los grupos que se han sumado a las distintas plataformas, quieren liquidar, no reformar, el marco democrático de convivencia, y de paso a los socialistas, desde posiciones parecidas a las que han practicado en Venezuela sus aliados. Pero lo ocultan de manera oportunista. Del mismo modo, dejaron de hablar de Grecia cuando más lo necesitaron sus amigos. Son puro leninismo 3.0.

Para colmo, plantean también con disimulo la autodeterminación, algo que contradice un proyecto para España como espacio público que comparten 46 millones de ciudadanos que quieren ser tratados como tales, también para decidir en igualdad de derechos y obligaciones su destino común.

Aunque su influencia en el PSOE es indudable, Felipe González tiene claro que no le toca a él decidir aunque sí es partidario del debate y de "que se adopten posiciones claras ante los ciudadanos":
"No soy responsable del partido, ni tengo responsabilidad institucional. Hace 20 años que salí del Gobierno y 19 de la secretaría general del Partido Socialista. No me toca decidir. (...) También soy prudente a la hora de decir lo que pienso a los líderes del partido. Si me preguntan, respondo, pero intentando no entrometerme nunca"

Harto de que le reintrepreten
Felipe González aclara de que ha aceptado la entrevista, realizada por Antonio Caño porque está cansado de las reinterpretaciones de otros:
Ahora acepto esta entrevista porque estoy cansado de que otros interpreten lo que suponen que pienso o debería pensar, dependiendo de gustos o de intereses. Como cualquiera, me puedo equivocar, algo a lo que incluso tengo derecho, pero me gustaría no interferir, sin renunciar a opinar cuando quiero o creo que necesito hacerlo.