Felipe López, 45 años, un pequeño ganadero coruñés de Muxía, madruga a diario para trabajar. Cada día, cuando aún no ha salido el sol, todos los días del año, a eso de las cinco de la madrugada, Felipe se levanta. El cometido del madrugón diario es del ordeñar las 225 vacas de su explotación. Se trata de una cooperativa que comparte con su esposa en Muxía. Su horario es siempre el mismo. A las diez finaliza las primeras labores de ordeño. Posteriormente, tras una breve pausa para tomar un café, se enfrenta a las múltiples tareas que exigen la gestión de una granja productora de leche. En paralelo, Felipe López tiene que acometer otros cometidos en los campos en los que tiene sembrado el maíz. También limpiar el establo, sulfatar, atender un parto y una muy especial, la de llevar su casa adelante con su padre dependiente y su madre octagenaria.

Padre dependiente a su cargo y su madre de ochenta años

Como narra y desvela hoy La Voz de Galicia, entre todas estas tareas, Felipe tiene que sacar tiempo para atender a sus padres con los que convive en su casa. Su padre es persona dependiente a su cargo y su madre, frisa ya los ochenta años de edad. Más tarde, ya al anochecer, de nuevo a ordeñar. Y todo eso lo tiene que hacer sin nadie que le ayude a tan amplio y duro trabajo.

Comunicación increíble de la Junta Electoral

El ganadero lleva días inquieto y preocupado por una comunicación recibida de la Junta Electoral que parece increíble. Felipe recibió una notificación en la que se le informaba de que le había tocado ser el segundo vocal en una de las mesas electorales de las elecciones del 23-J. Es fácil de entender que estando a cargo de su padre dependiente, del campo y del trabajo de la granja cuyas 225 vacas necesitan la atención en cada momento, debería ser parte de las exenciones que la ley permite conceder en casos ineludibles como este.

Su esposa, de baja tras una operación quirúrgica

En declaraciones a La Voz de Galicia, Felipe ha justificado la necesidad de ser excluido de formar parte de la mesa electoral en el hecho de que “Las vacas tienen horarios estrictos de ordeño que no se pueden alterar porque afectan directamente la salud de los animales. Pueden ponerse de parto. Hay trabajo todo el día y aunque quisiera contratar a alguien para reemplazarme, no hay nadie a quien llamar. Nadie viene a trabajar en una granja”. La situación se agrava por el hecho de que su esposa se halla de baja tras una operación quirúrgica. Unións Agrarias (integrada en UPA), le redactó la documentación para solicitar a la Junta electoral que lo eximiera de integrar la mesa electoral. No solo redactó la solicitud convencional, sino que añadía las razones de peso como el historial de su padre dependiente, así como el número de vacas que también dependen de él. 

Argumentos del “no” de la Junta Electoral

Increíblemente, la Junta Electoral no vio motivos suficientes y rechazó la más que legítima y necesaria. En su justificación, el órgano electoral alegó que “no está probado que sea la única persona que puede cuidar a su padre, ya que la alegación de que su madre no puede cuidar a su padre por ser una persona de edad avanzada, no está justificada por ningún certificado médico que acredite la situación de imposibilidad”.

En pandemia decían que éramos imprescindibles”

Tras serle notificado, Felipe no daba crédito y no entendía por qué no le concedían la exención. Se lamentaba pensado y reflexionando que “Durante la pandemia decían que éramos imprescindibles, que teníamos que trabajar y ahora eximen a alguien que se va de vacaciones y no a alguien que tiene que cuidar una finca. No me lo explico”. Ahora otra de sus preocupaciones es cómo le va a explicar a su mujer, de baja por una operación, que sea ella quien el 23J haga toda esa inmensa tarea y como le pedirá a su octogenaria madre que levante a su padre y se haga cargo de él.

Segundo intento ante la Junta Electoral: “Aquí no hay días libres”

En un último y desesperado intento, Felipe irá mañana a la Junta Electoral a ver sí por segunda vez, pero con los mismos contundentes argumentos, el órgano revise su petición y acceda a la exención. Puede que lleve razón cuando se queja de esta forma: “A veces te parece que la gente no ve lo que realmente pasa en el mundo y que no todo el mundo es un funcionario que llamas y mañana no vas a trabajar. Aquí no hay días libres”.