Como en todo, incluso dentro de un espectro político particular hay división en torno al mundo de la tauromaquia. Ni de izquierdas ni de derechas, los dirigentes se dividen a la hora de confrontar sobre los toros: tradición o barbarie, cultura o maltrato.

Las organizaciones animalistas se han esforzado de forma ímproba por criticar a lo largo de los últimos años este ‘espectáculo’ tan querido por muchos españoles. Capote y espada en mano, los toreros no solo han de capear a los miuras en las plazas, sino que han de enfrentarse a las feroces críticas de todos aquellos que, fuera del espectáculo y el respeto al animal que ellos dicen profesar en cada una de las corridas, no ven más que a un animal asesinado en el centro de la plaza bajo la atenta mirada y los vítores de los congregados.

Muchas veces se tiende a decir que los toros son una tradición más allegada a la derecha. Pero no siempre es así. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, es una de sus más acérrimas defensoras. Frases como “los toros son de todos y son tradición de un país” o “no tengo que pedir permiso ni perdón porque me gusten los toros” han quedado en la hemeroteca de las declaraciones de Calvo.

También se ha dejado ver José Luis Ábalos, secretario de Organización del PSOE, en más de una ocasión. De hecho, fueron muchos los que criticaron la hipocresía del dirigente cuando llamó “casposos” a los asistentes a las corridas.

 Además de aquellos que apoyan la festividad, otros muchos optan por no declarar si son seguidores de este ‘arte’ pero, a su vez, pedir respeto por aquellos que quieran asistir. En esta lista encontramos a hombres fuertes de la izquierda como Felipe González, José Bono, Miguel Ángel Revilla, Susana Díaz, Patxi López, José Luis Rodríguez Zapatero, Tierno Galván, Enrique Múgica…

Un largo listado que se une así al respeto por una tradición instalada en nuestro país y fielmente seguida por muchos ciudadanos. Si bien la derecha, de mano de dirigentes como Santiago Abascal (salió a hombros de la plaza de toros de Valencia) o Pablo Casado, trata de hacer propia la festividad, son muchos los taurinos de izquierdas que no dudan en decir abiertamente que se emocionan cuando el traje de luces baila sobre el toro o, al menos, abogan por no ceder a los peticiones de los prohibicionistas que luchan por acabar con las corridas.