El propio presidente del Gobierno y candidato del PSOE a la Moncloa, Pedro Sánchez, lo dejaba claro este jueves, haciendo desde Jaén un llamamiento a "la gente de izquierdas" que aún duda a quien votar e incluso a los que se están planteando no hacerlo: "Si el próximo domingo no vamos a votar otros van a votar por nosotros”.

Sánchez no podía ser más tajante: “No demos por hecho las cosas. Hay que ganar y gobernar”. No se trata del habitual llamamiento al voto útil al que los partidos políticos mayoritarios recurren en campaña electoral. La preocupación entre dirigentes de izquierdas es palpable ante el auge de la extrema derecha.

De ahí que el Partido Socialista insista en advertir contra la euforia y las encuestas porque "a lo mejor ganamos y al día siguiente hay un Gobierno de derechas en España”.

“No pensé que Trump iba a ser presidente de EEUU y hoy lo es; no pensaba que el Brexit iba a ser una realidad, y ahora estamos debatiendo cómo se hace la salida; no pensaba que en Andalucía hoy íbamos a tener un Gobierno de la derecha aupada por la ultraderecha; en Finlandia la ultraderecha era quinta en las encuestas y acabó segunda. La frontera entre avance e involución va a depender de un voto, de un escaño, y por eso tenemos que ir todos a votar el próximo domingo al PSOE”, ha llegado a señalar en las últimas horas el presidente del Gobierno.

Tezanos reaparece y también advierte

Las advertencias de Sánchez han ido acompañadas de la reaparición pública de José Félix Tezanos, presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) al que en privado muchos acusan de ser culpable de haber creado un escenario de demasiada confianza. Todo ello a raíz de sus reiterados y halagüeños pronósticos demoscópicos.

A este respecto, el sociólogo afirmaba en la cadena SER: “El barómetro realizado por el CIS era válido para ese momento. Ahora mismo no se puede saber cuál es el pulso actual y la decisión de la ciudadanía”. Acto seguido, añadía: "Lo de Vox es un misterio y nadie va a saber qué poder tienen hasta que estén todos los datos escrutados". 

Andalucía, el pistoletazo de salida

Lo cierto es que parece instalarse una sensación inequívoca de que algo se mueve de la mano de la extrema derecha. Hasta las elecciones andaluzas el fantasma de los ultras se veía desde la lejanía, se señalaba con escepticismo pero con la calma de que la barrera fronteriza parecía aplacar ciertos ideales.

Andalucía lo cambió todo. La demoscopia alumbró que entrarían en la Junta, pero los 12 diputados cayeron a plomo como una losa entre aquellos que nos dedicamos a juzgar el día a día. Aun así, el ascenso se ponía en cuarentena: que si es un voto de rechazo a la clase política, que si ha habido muy poca participación, que si los medios han favorecido mucho a que esto pasara…

Excusas. Hoy Vox es una realidad. La izquierda los teme y la derecha los mira desde el retrovisor esperando que no los rebase. Además, ciertos factores que se dieron en las elecciones andaluzas vuelven a repetirse mientras los equipos de campaña rivales miran con histeria lo que pueda suceder.

Los mítines cuelgan el cartel de aforo completo independientemente del espacio. Da igual salones de actos que plazas de toros, Abascal ha pasado de dar discursos subido a un banco a salir a hombros envuelto en banderas nacionales. Sin ir más lejos este jueves Vox volvía a hacer una demostración de fortaleza en Valencia. Lleno total en la tierra que en su día fue feudo para el PP. 

La estrategia en redes sociales no tiene parangón. Si ya en Andalucía cabalgaron a lomos de un caballo llamando a la reconquista, el mensaje que se vende en los perfiles públicos de los ultras va a lomos y haciendo bandera de lo políticamente incorrecto. Poco importa si se habla mal o no, lo importante es marcar la agenda política y que se hable de ellos. Un estilo marcado por Steve Bannon (ideólogo de la campaña de Donald Trump) enraizado en dos pilares: España y valentía.

Y es que en la parrilla informativa se han colado medidas que parecían lejanas. El aborto vuelve a escena, la lucha contra el feminismo también. Una agenda marcada por pistoleros descamisados que por ósmosis copian populares y naranjas.

La foto de Colón evidenció el descalabro. El talante democrático quedó relegado al insulto y a la política viral, a buscar un mayor continente que contenido. El centro se quedó vacío con la marcha de Ciudadanos y el terreno asfaltado para que la chabacanería primara sobre la sensatez.