Mayor Oreja da rienda suelta a esta obsesión casi enfermiza con el intento de fin dialogado del terrorismo del Gobierno de Zapatero a través del periódico de Pedro J. Ramírez. Pues bien, en enero de 1998, pocos meses antes de la llamada “tregua de Aznar”, este mismo periódico reveló cómo, apenas 20 días después del asesinato de Miguel Ángel Blanco, el entonces ministro del Interior, el duro Mayor Oreja se mostró dispuesto a impulsar un plan de pacificación si ETA declaraba una tregua indefinida.

Exclusiva de Carmen Gurruchaga
La noticia la firma la nada sospechosa de zapaterista Carmen Gurruchaga, quien tuvo acceso a unos documentos de Juan Gutiérrez, portavoz de la asociación Gernika Gogoratuz (Gernika en el recuerdo), en los que transcribió una conversación privada con Mayor Oreja el 29 de julio de 1997.

Proyecto de pacificación

"Lo que ETA tiene que hacer es protagonizar un proyecto de pacificación, partiendo de la convicción auténtica de que la paz es buena. Abrir y encabezar un proyecto de pacificación que todo el mundo entenderá, pero que ante todo tienen que entender y apoyar ellos mismos", aseguraba Jaime Mayor Oreja siempre según las notas del portavoz de la asociación.

“Apertura de miras”

Aclara Gurruchaga que el documento recoge el espíritu de las palabras del ministro, aunque no textualmente. Eso sí, El Mundo le dio total credibilidad y prueba de ello es que le concedió la portada de ese 17 de enero de 1998 y un editorial en el que elogiaba “la apertura de miras del ministro del Interior, en lo referente a las soluciones que cabría dar al problema de la violencia en el País Vasco”.

De Gutiérrez, portavoz de Gernika Gogoratuz, dice el periódico de Pedro J. que es un hombre “cuya voluntad, de puro buena, es enternecedora”.

“Ninguna puerta cerrada de antemano"
Aún más, el periódico afirmaba, literalmente, que le parecía muy bien que Mayor Oreja acogiera “con interés las vías que otros han abierto”, en referencia al director de Gernika Gogoratuz, y que lo hubiera hecho “sin prejuicios, dispuesto a evaluar todas las posibilidades, con tal de que se sitúen en la política”. Cerraba el editorial con afirmaciones sorprendentes dada su actual beligerancia hacia cualquier tipo de diálogo con ETA: “Entendemos que ése es el camino que debe seguirse. Es a ETA a quien corresponde mover pieza. De hacerlo, no habrá ninguna puerta cerrada de antemano".

“Ni vencedores ni vencidos”

Según la transcripción de Gutiérrez, Mayor Oreja se comprometió, cuando el ruido de las armas hubiera cesado, a alentar un proyecto de paz en el que "no habrá ni vencedores ni vencidos". También hablaron de los presos y no vio problema en acercarlos al País Vasco, como se hizo posteriormente.

Más guiños a ETA
Esta voluntad de diálogo de Mayor Oreja cuando estaba en el Gobierno la expresó abiertamente el 17 de septiembre de 1999 cuando lanzó un mensaje de reconciliación: “Estamos dispuestos a dialogar, a flexibilizar la política penitenciaria y estudiar una reinserción de los miembros de ETA. A hacer lo que sea necesario, sin exigencias previas, sin negociar la entrega de armas”.

La “generosidad” de Aznar
Pocos meses antes, en mayo de 1998, su jefe, José María Aznar aseguró que “merecería la pena hacer el esfuerzo de la generosidad si con ello conseguimos la paz”. En noviembre, insistió en que estaba dispuesto “al perdón y la generosidad”, y que esperaba que todos se dieran cuenta de “la importancia del momento” y actuaran en consecuencia.

Dispuesto a sentarse con ETA
En 30 de enero de 2000, ya rota la tregua, Mayor Oreja, todavía ministro de Interior, dijo en una entrevista en El Diario de Sevilla: “Estaría dispuesto a sentarme con ETA”. Zapatero nunca habló de generosidad, ni se comprometió a que no hubiera vencedores ni vencidos (como sí hicieron los emisarios de Aznar), ni tampoco acercó a presos al País Vasco, ni hablaba de Movimiento de Liberación Nacional Vasco, una expresión, en palabras de Mayor Oreja “precisa y acertada”.

¡Quién te ha visto y quién te ve, señor Mayor Oreja!