Mariano Rajoy es el único presidente del Gobierno que ha sido expulsado mediante una moción de censura en los 40 años de vigencia de la Constitución. Y en el XIX Congreso del PP aún se palpa el desconcierto provocado por dos días en los que el PP pasó de considerar asegurada la legislatura, merced a sus pactos presupuestarios con el PNV, a un Rajoy escondido ocho horas en un restaurante, mientras el Congreso de los Diputados dejaba claro que la primera sentencia de Gürtel ponía el punto y final a su Gobierno. Expulsados de un día para otro y con deshonor. 

Y si bien Rajoy ha comenzado su discurso en el Congreso con las despedidas y agradecimientos protocolarios: "Es un honor ser militante del PP y seguiré siéndolo siempre", declaró emoncionado. "Amigas y amigos del Partido Popular. Hoy es un día muy especial para mí: vengo a despedirme como presidente del partido y vengo a daros las gracias. No es fácil para mí despedirme cuando se han compartido tantas cosas durante tanto tiempo".

ETA y Cataluña

Pero poco ha tardado en reivindicar su gestion de la crisis catalana, un tema que se usa para atacar a Soraya Sáenz de Santamaría: "Hemos tenido que enfrentarnos a algo que nunca había ocurrido, la declaración de independencia de una región de España". Y ha cargado contra los críticos, propios y ajenos, de su gestión: "A algunos les parecía muy fácil, sabían qué había que hacer, pero sobre todo lo saben después de que lo hiciéramos nosotros. A mí no me parecía tan fácil una decisión que carecía de precedentes. No era fácil porque exigía aunar la firmeza con la prudencia. No era fácil pero supimos arbitrar fórmulas para hacerlo".

 

Rajoy también ha rescatado el recuerdo de la desaparecida ETA, su derrota y a las víctimas del terrorismo para sacar pecho y asegurar que el PP fue el que consiguió el fin del terror de ETA. "Nuestra política ha consistido en aplicar la ley y sin buscar atajos", dijo. "Con ello hemos derrotado a ETA, repito, a cambio de nada", ha dicho.

Poco segundos antes, recordó que en su Gobierno jamás se pactó o dialogó con ETA, ni se acercaron presos. Con ello ha querido resucitar las críticas al PSOE que se hacen desde los tiempos de Aznar, de que los socialistas hacen cesiones ante los terroristas, aunque fuera con Zapatero cuando la propia ETA certificó su derrota

"Hemos asistido a la derrota del proyecto criminal de ETA. Ahora que dejo de ser vuestro presidente os digo: jamás he caido en la tentación de negociar con ETA como muchos nos pidieron. Jamás. Jamás he pagado ningún precio político que pudiera entenderse como un premio para los asesinos. Jamás he procedido a un acercamiento de presos y no será porque no nos lo hayan demandado con insistencia. A otros les ha faltado tiempo a ceder a las exigencias de los nacionalistas. No lo hicimos porque no se lo merecen las víctimas de nuestro partido y también a las demás, con quienes están en deuda los terroristas".

Reivindicación personal

Pero Rajoy se sabía en su último momento al mando del PP, por lo que pasó de la revindicación de sus políticas a la reivindicación de la política en general y de su persona en particular: "Hay quienes no bajan a la arena. La política es una tarea noble e imprescindible. Por ingrata que parezca a veces, es la mejor oportunidad para servir a los demás. Su nobleza compensa". Y hasta lanzó una pulla a los fans de las series de televisión y a quienes basan la política en ellas: "Quienes conocemos la política de verdad y no la que cuentan de manera deformada algunas series de culto, también sabemos que hay grandes dosis de compañerismo y de coraje". Y añadió: "La política es noble porque se fundamenta en una pulsión moral. En defender a tu país. Es la misma pulsión en el ayuntamiento más pequeño de España que en el Palacio de la Moncloa".

Y, tras rememorar sus inicios en política, pegando carteles en Galicia, un guño a su familia y a su esposa, Elvira Fernández, que le escuchaba emocionada: "Durante estos años he faltado a muchas reuniones familiares. He faltado a todo lo que sería lo normal en una familia. Nunca he escuchado reproches. Y si he escuchado alguno, no lo recuerdo. Mi familia ha sufrido los inconvenientes de la política". Y un agradecimento para los que siguen en política, también para que tengan en cuenta sus muchos sacrificios: "No es posible dar más de lo que he dado. Nunca me habéis fallado; en todos mis esfuerzos siempre estuvisteis presentes, siempre me respaldasteis". 

Y con lágrimas y atronadoras ovaciones acabó su discurso el primer presidente del Gobierno que perdió la confianza del Congreso. Y el líder de un partido condenado por corrupción en los tribunales y al que aún le queda banquillo judicial por delante.