Al presidente de la Junta de Castilla y León y aspirante a reeditar mandato, Alfonso Fernández Mañueco, se le han atragantado las primeras horas tras anunciar el acuerdo rubricado con Vox que integra a la extrema derecha en un Ejecutivo por primera vez desde la Transición. Tras las críticas del líder del Partido Popular Europeo, Donald Tusk, en las que lamentaba que suponía una rendición ante la ultraderecha; y los reproches de Pablo Casado, Mañueco se ha visto contra las cuerdas por uno de los puntos más calientes del pacto: la ley de violencia intrafamiliar.

Los de Santiago Abascal niegan la existencia de la violencia de género y utilizan el término “violencia intrafamiliar” para referirse y enmarcar a todas las violencias dentro del ámbito familiar equiparándolas entre sí. Los populares han cedido y articularán una nueva ley de violencia intrafamiliar que ha sido muy criticada por asociaciones de mujeres.

En una rueda de prensa, Mañueco ha tratado de explicar que Castilla y León ya atesora una ley sobre violencia de género y la nueva normativa sería complementaria. Según ha esgrimido, desde febrero del año 2019 hay un plan sobre violencia intrafamiliar que capitularía en los próximos meses y el objetivo es “convertir ese plan en ley” porque “queremos que haya una mayor protección para las personas que puedan sufrir violencia en el entorno familiar: maltrato a los mayores, a los niños, a las personas con discapacidad…”.

Preguntado por si el concepto responde a una imposición de Vox, ha asegurado que en ningún caso, porque la violencia de género y la intrafamiliar “son dos cuestiones distintas”. Mañueco no ha sabido explicar el motivo por el cual el plan ha pasado de llamarse “prevención de la violencia en el ámbito familiar” a “violencia intrafamiliar”, que es el concepto esgrimido por Vox para negar la violencia de género.  “Lo importante no es cómo se llama, sino en qué va a consistir”.

Los periodistas han insistido en que la extrema derecha niega la violencia de género y es racista, una consideración que ha caldeado los ánimos y ha llevado a Mañueco a escudarse en que “todavía no están nombrados los consejeros”. “Les pido que no nos juzguen por lo que piensan que puede ocurrir. Todavía no hay estructura de Gobierno”, ha razonado ante la prensa.

Educación e inmigración

Otro de los puntos más polémicos se refiere a la Educación y recoge que se luchará para evitar el adoctrinamiento ideológico en las aulas. A este respecto, Mañueco ha sido preguntado si, hasta ahora, lo ha habido y qué implicaciones tendría: “El adoctrinamiento ideológico se refiere a eso, a que no haya. Nos parecía importante hacer hincapié en esta materia”.

También ha sudado a la hora de abordar lo acordado con Vox en materia de inmigración, destacando que debiera ser “inmigración ordenada”. Una periodista le ha recordado que las autonomías no tienen competencias en esta materia, pero más allá de eso, le ha insistido en si podría explicar “qué es la inmigración ordenada”: “Es precisamente eso, atender a lo que es el recibir a las personas a las que permite la ley y que pueden venir a nuestro país y a la Unión Europea”.