Ecologistas en Acción ha formulado sus deseos para que el 2017 sea un año más justo para todas las personas y para el planeta. Han realizado doce propuestas en su líneas de generar alternativas, denunciar injusticias e insistir a las administraciones públicas en sus diferentes niveles “que es posible conseguir las propuestas que siguen –y muchas otras que no nos caben en solo 12 campanadas– si se tiene la voluntad política de ponerlas en marcha”. Sobre todo, desean que ninguna persona se vea amenazada en ningún lugar por proteger el planeta.

Lo primero que desean la organización es que el 2017 “sea el año en el que las políticas migratorias de la Unión Europea (UE) que vulneran los Derechos Humanos desaparezcan y que la solidaridad entre los pueblos se manifieste dando refugio a quienes huyen de la guerra, la miseria y el deterioro ambiental”. Consideran que debe ser el año en que las diferentes administraciones municipales, autonómicas, estatales y europeas se planten “ante este genocidio sin precedentes”.

Que el CETA no se apruebe
Quieren que el tratado bilateral de libre comercio (CETA por sus siglas en inglés) no sea aprobado en el Parlamento Europeo y tampoco ratificado por los parlamentos nacionales y regionales. “Los mecanismos privados de arbitraje serán considerados ilegales y deberán retirarse de cualquier tratado vigente. Lo que significa que el comercio internacional solo exista únicamente para exportar modelos de economía social y solidaria, y nunca más pondrá en peligro a los ecosistemas y los derechos sociales”.

Puestos a pedir será el año “en el que el Gobierno apruebe una ley de cambio climático y transición energética que establezca una auditoría energética real que ponga fin al modelo de gran escala y a los privilegios del oligopolio energético y con ello a injusticias como la pobreza energética. Además incrementaremos nuestros compromisos en las negociaciones del paquete de clima y energía de la UE a 2030”.

Para ello es preciso dejar en el subsuelo los combustibles fósiles y apostar por las energías renovables. “Queremos que en 2017 el único carbón que entre por nuestras casas sea el de azúcar, estableciendo las medidas necesarias para llevar a cabo transiciones justas para las trabajadoras y trabajadores de los sectores energéticos e industriales más contaminantes”, añaden.

Proteger ríos y océanos
Esperan además que las administraciones “tomen conciencia del colapso que sufren los ecosistemas hídricos y empezarán a tomar medidas más ambiciosas para frenarlo. Entre ellas, desaparecerán de los planes hidrológicos la creación de 700.000 nuevas hectáreas de regadío, la construcción de 35 nuevos grandes embalses y el recrecimiento de Yesa”.

 “Las cuotas pesqueras se fijarán por fin de acuerdo a los criterios científicos ya disponibles para poner fin a la sobreexplotación de los mares, se aplicarán medidas concretas para paliar la pérdida de biodiversidad y la presencia de especies invasoras en nuestros océanos y se prohibirán los plásticos de un solo uso”. Una condición básica es que la política pesquera de nuestro ministerio deje de apostar por la expansión de la actividad pesquera industrial en terceros países, “por los graves impactos ambientales y sociales que origina”.

Aire más limpio
Otro deseo: “La atmósfera, especialmente en las ciudades, será más respirable porque el Estado español dejará de ser un insumiso a la legislación de calidad del aire y se pondrán en marcha las medidas para rebajar los niveles de contaminación a límites tolerables. Se establecerán mecanismos legales para forzar a las administraciones a este cumplimiento”.

“El Gobierno español por fin escuchará la voluntad popular y acordará no renovar ningún permiso de explotación de ninguna central nuclear del Estado. 2017 será el año en el que se establezca un calendario de cierre de todas las centrales nucleares españolas. Así nos veremos libres de esta amenaza en 2024 y... ¡este será un año para recordar!”, sueñan los ecologistas.

También plantean su aspiración de que en 2017, “el vertido no será el principal método de gestión de nuestros residuos domésticos. No desperdiciaremos la materia orgánica pues se habrá implantado de forma obligatoria su recogida selectiva. Las tasas de reciclaje de los residuos aumentará y disminuirá su vertido”.

Detener la perdida de la biodiversidad
 “La política agraria dejará de basarse en la intensificación e industrialización del sector agrario y pasará a centrarse en promocionar un modelo rural vivo, potenciando una producción agraria respetuosa con el medio ambiente y con el clima, apoyando decididamente a las personas que apuesten por estas actividades”. Más aún en este terreno: “Muchos municipios desarrollarán normativa local que favorezca la producción y el consumo de alimentos ecológicos y de cercanía. La UE rechazará las autorizaciones de nueva variedades de cultivos transgénicos comerciales”.

Dicen que en 2017 las administraciones españolas empezarán a adoptar las propuestas de Ecologistas en Acción para conseguir la meta mundial de detener la pérdida de biodiversidad en 2020, condicionando todas las políticas sectoriales a este objetivo. “Todas las administraciones eliminarán los incentivos contrarios a la conservación de la naturaleza y concienciarán a la población de la importancia de conservar la naturaleza e iniciarán la recuperación de los procesos ecológicos que nos permiten estar vivas”.

Proteger a los defensores del planeta

“El nuevo año vendrá con una completa regulación de las sustancias químicas, que protegerá a las personas por encima de los intereses del mercado. La prohibición del glifosato será simbólica porque todos los ayuntamientos la habrán prohibido ya y en los usos privados y agrícolas se está abandonando a toda prisa”, añaden.

El último deseo de estas campanadas de Ecologistas en Acción se refiere a que la sociedad continuará reivindicando un cambio de modelo “donde una parte cada vez más pequeña de la población no siga ganando privilegios a base de empobrecer al resto. Ninguna persona en ninguna parte del mundo verá su vida amenazada por proteger el planeta. Juntas y juntos construiremos el buen vivir desde la certeza de nuestra ecodependencia y nuestra interdependencia”.