Ya es un hecho. Jair Bolsonaro es presidente de Brasil tras la toma de posesión celebrada en Brasilia el pasado miércoles. De hecho, en su primer día como presidente, aprobó una serie de medidas que ponen en jaque el cumplimiento de los derechos humanos en el país latinoamericano. Bolsonaro firmó una serie de decretos que van desde bajar el salario mínimo por debajo de lo acordado, la exclusión de las personas LGTBIQ+ de las políticas de derechos humanos o delimitar las tierras de los indígenas. También se estudia la posibilidad de asentar una política de "armas para todos".

El reciente presidente del gigante sudamericano nunca ha ocultado la poca simpatía que siente por los indígenas. Bolsonaro llegó a afirmar que "un gran problema que tenemos aquí, y que tiene que ser visto con bastante cautela, es que las políticas indigenistas y ambientales no trabajan en pro de Brasil, trabajan en pro de intereses extraterritoriales"; además de recalcar que quiere "integrar el indio a la sociedad" para que "sea igual a nosotros".

Dicho y hecho. Bolsonaro ha arrebatado a la Fundación Nacional del Indio (Funai) su poder para transferirlo al Ministerio de Agricultura, quien podrá a partir de ahora, delimitar y definir cuáles son las tierras indígenas brasileñas. Este hecho supone que actividades prohibidas, como la minería, podrán estar abiertas. Una situación que pone en riesgo, tanto a la población que habita dichas tierras, como a la fauna y la flora. 

El presidente ultraderechista, además, ha decidido reducir el salario minimo de los brasileños. Si el gobierno saliente de Michel Temer lo había presupuestado en 1006 reales (227,18), el nuevo Ejecutivo pretende bajarlo a 998 reales (225,87). 48 millones de brasileños reciben este salario mínimo y se verán afectados por los reajustes del flamante Ejecutivo.

Por otro lado, acorde a su abierta postura homofóbica y transfóbica, Bolsonaro ha decidido cerrar la Secretaría de Educación Continuada, Alfabetización, Diversidad e Inclusión (Secadi), creada por Lula da Silva en 2004. Asimismo, el nuevo ministerio de la Familia, Ciudadanía y Derechos Humanos, ha excluido a todos los miembros de la comunidad LGTBIQ. Y es que, este ministerio, está comandado por una ultra evangélica, la pastora Damas Alves.

Cabe destacar que Bolsonaro declaró que prefiere ver morir a un hijo en un accidente de tráfico a que esté "con un bigotudo". En este sentido aconsejó, si un hijo "empieza a ser 'gay'", darle "un buena tunda" para corregirlo. A su juicio, "el 90% de los hijos adoptados por (parejas de hombres) van a ser homosexuales y se van a prostituir".