Ninguna sorpresa. Por una vez, en los últimos tiempos, las encuestas no se equivocaron. Ni siquiera lo hicieron los llamados sondeos a pie de urna, o israelitas. Y el PP mantuvo su mayoría absoluta en Galicia, y el PNV tiene las manos libres para gobernar con quien quiera (previsiblemente el apoyo parlamentario del PSE). Eso es lo evidente de lo que dicen los resultados.., desde la lectura autonómica. Pero hay otra lectura a estos datos. Una que se haga abriendo el foco y metiendo a toda España en el arco del objetivo.

Reforzado por la comparación

Y en ese caso, las lecturas resultan más complicadas. O, si se quiere, más enmarañadas. Porque es verdad que dejan claros vencedores y perdedores, pero también que, lejos de lo que se pensó en algún momento calculando posibles necesidades de gobernabilidad en esas comunidades, no vienen a resolver los problemas que tienen al país sin gobierno.

El que sale reforzado, sobre todo por lo sucedido en Galicia, es Mariano Rajoy (el no derrumbe de los resultados en el País Vasco incluso ha permitido a Alonso casi sacar pecho en una escena no exenta de tintes ridículos). Es verdad que Alberto Núñez Feijóo apenas ha evitado tener apenas actos conjuntos con él, y que por desmarcarse del tufo de corrupción que acompaña a las siglas PP, las ocultó en cartelería y actos en la campaña.

Pero no lo es menos que Rajoy no sale debilitado ni un ápicede este domingo electoral. Es más, por comparación (puede incluso ponerse la medalla de que su partido sea el único con un gobierno) con el jefe de la oposición, Pedro Sánchez, el presidente en funciones sale reforzado.

Ni una mínima buena noticia para el PSOE

Y es que enfrente, si se anunciaban llamas para la reunión del Comité Federal del PSOE del próximo 1 de octubre, ahora parece casi imposible que el incendio no se inicie en las próximas horas. La actual dirección de Ferraz parece haberse quedado sin su última arma frente a sus muchos detractores: un hipotético gobierno de izquierdas en Galicia, incluso un resultado honorable que hubiera evitado el sorpasso de Mareas; o en el País Vasco evitar el derrumbe, perder pocos escaños, mantenerse cerca de Podemos sino resultaba posible superarlos, mantener distancia en escaños sobre el PP... Pero nada de eso ha sucedido. Ni una mínima noticia amable a la que agarrarse.

Todo lo malo que auguraban las peores encuestas se ha cumplido para los socialistas. Victoria y sorpasso en Galicia. Derrumbe y caída al cuarto puesto en el parlamento vasco, y empatado con el PP en escaños. Resultados terribles que, además, han sido cosechados por dos candidatos que Pedro Sánchez eligió y atornilló frente a la opinión de no pocos de los militantes socialistas en cada una de estas dos Comunidades autónomas. Hay un titular que resulta dañino para los actuales ocupantes de Ferraz en cada palabra: el PSOE es de todos, el partido que más votos ha perdido en ambas comunidades. En concreto, más de 130.000.

El complicado calendario socialista

Pensar que los barones desafectos a la actual dirección de Ferraz van a mantenerse callados durante una semana, dejando que Sánchez y su equipo afiancen el calendario que tenían en mente, parece ingenuo. Ese calendario apunta a que tras el Comité Federal del 1 de octubre, en la tercera semana de ese mes se celebraría una consulta entre los militantes y el 3 o 4 de diciembre un Congreso que lleva un año de retraso, por no hacerlo coincidir con periodos electorales o negociaciones para formar Gobierno, y que ahora se querría colocar con calzador y a toda prisa.

Sánchez buscaría así aprovecharse de la mayor debilidad de quienes son sus contrarios dentro del partido: que carecen de candidato claro que oponerle. Que ninguno da el paso adelante para ser la cabeza de cartel y el reconstructor del PSOE en su peor momento histórico. Las declaraciones de los presidentes de Castilla-La Mancha, García Page, y de Aragón, Lambán, esta misma semana muestran, sin embargo, que los hechos y las situaciones empiezan a llevar la situación a territorios desconocidos de urgencias.

Mientras, Rajoy viendo todo desde Moncloa sin moverse

¿Y todo esto hace más fácil o más difícil formar Gobierno? ¿Acerca o aleja unas terceras elecciones generales? A esas preguntas los resultados de las gallegas y vascas no dan solución. El PSOE sigue en la encrucijada: ¿qué es peor, dejar gobernar a Rajoy, aún sea tras intentar imponerle unas condiciones severas, o acudir otra vez a las urnas, mientras el aparato del PP y sus medios afines, más su rival en la izquierda, les responsabilizan de lo que nadie dice querer?

Esa es la peor noticia para los socialistas de esta noche, mientras ellos tienen que seguir en sus peleas internas, Mariano Rajoy ha ganado más tiempo para seguir sentado en el sillón de su vivienda de presidente en funciones, sin tener que mover un dedo para afianzarse como ganador del futuro inmediato.