Isabel Díaz Ayuso ha arremetido este jueves en la Asamblea de Madrid contra los Menores no Acompañados (MENAS). Respondiendo al partido ultraderechista Vox, socio de Gobierno y miembro indispensable del bloque que consumó su investidura, la presidenta de la Comunidad ha alegado que no tiene competencias para “poner un muro en Aranjuez” a fin de frenar su entrada desde Andalucía o “soltarles en el desierto”.

Esta salida de tono se enmarca en el giro obligado a la derecha para contentar a los ultras. Los de Rocío Monasterio han sido claros desde el principio, afirmando que estos menores contribuyen al ascenso de los delitos en la región y deben ser expulsados inmediatamente. La estigmatización de la extrema derecha ha encontrado respuesta y validez en Ayuso.

"Le aseguro que a mí también me preocupa la convivencia y me preocupa la seguridad ciudadana", ha contestado la popular. Preocupación que viene dada porque este colectivo “se esta reproduciendo también en Europa”.

“Jóvenes sin rumbo fijo” a los que Ayuso dice no estar llamando, como si hizo, a sus ojos, Pedro Sánchez: “"Nosotros no estamos en ningún caso llamando a que vengan más. No estamos provocando situaciones, como hizo el Gobierno socialista con el 'Aquarius'. "Esto no se trata de ser ni un mal acomplejado ni un mal español. Esto es lo que hay".

A pesar de la dureza de las declaraciones de la presidenta regional, Rocío Monasterio los ha llamado “cómplices”: “Provocan un efecto llamada”, ha sostenido la dirigente. Para armar su intervención ha utilizado el miedo de las mujeres para ir al supermercado. Para Monasterio, el PP es “blandito” y “tiene miedo de hablar claro”.