“Personas de reconocida competencia, capacidad y reputación”. Palabras pronunciadas por la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, en la toma de posesión de los nuevos altos cargos de su departamento. Declaraciones que a vista de hemeroteca distan de la realidad donde el “clan toledano” deja mucho que desear en cuanto a “reputación” se refiere, sobre todo el número dos del Ministerio, el secretario de Estado de Defensa, Agustín Conde, con un pasado fiscal, empresarial y político a todas luces mejorable y lejos de la “ejemplaridad” de la que hacía gala la ministra en la puesta de largo de los nuevos responsables de la cartera que Mariano Rajoy le ha entregado a cambio de su abandono de la Secretaría General del PP, cargo que, presumiblemente, dejará el próximo mes de febrero en manos de Fernando Martínez-Maíllo, fecha prevista para la celebración del congreso del partido donde la esperada renovación parece ya un hecho imparable.

Hacienda no somos todos

El caso es que el actual secretario de Estado fue cogido por Hacienda “con el carrito de los helados”, declara a ELPLURAL.COM un destacado líder socialista coetáneo de Agustín Conde cuando éste era alcalde de Toledo por el PP y encabezaba el cartel a las elecciones autonómicas de Castilla-La Mancha de 1999, y que ganó de calle el socialista José Bono. “Hacienda le multó con 800.000 pesetas por no declarar ingresos procedentes del Banco Central Hispano”, del que Conde había “heredado de su abuelo la asesoría”, reconocen las mimas fuentes. Conde acusó a Bono de haber filtrado su expediente de Hacienda, a pesar de que en esa época el ministro se llamaba Rodrigo Rato, “uno de sus valedores, junto a Ana Botella, que desde el principio apostó por Conde para suceder en el cargo a José Manuel Molina”, hoy imputado en la supuesta mordida de los 200.000 euros de Cospedal, añaden nuestros interlocutores.

Negocios con un consejero de Cospedal

Y razón no le falta a nuestras fuentes, ya que Agustín Conde fue aupado a lo más alto en Castilla-La Mancha hasta que se dio de bruces ante la arrolladora personalidad política de su contrincante y “enemigo” José Bono. Conde, lejos de aclarar su situación profesional, continuó con sus asesoramientos y en vez de abandonar su trabajo de letrado, reforzó su dedicación privada con la puesta en marcha de un despacho a modo de lobby llamado Conde y Esteban. Abogados, que regentaba a partes iguales con Leandro Esteban, consejero de Presidencia del Gobierno castellano-manchego presidido por María Dolores de Cospedal.

Declaraciones de bienes opacas

Unión empresarial que nació cuando ambos estaban en el Ayuntamiento de Toledo (Conde como alcalde y Esteban de número dos y concejal de Urbanismo) y rota hace escasamente dos años. Está claro que a Agustín Conde se le atraganta el formulario cuando tiene que declarar sus bienes y patrimonio. La historia se volvió a repetir en la primavera de 2015 siendo portavoz adjunto del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados. En este caso no incluyó en su declaración de actividades que representaba al Banco Santander en pleitos de impagados ni que poseía una empresa dedicada a la eficiencia energética. Hechos que le costaron una reprimenda de la Mesa de la Cámara Baja y su obligada rectificación a través de la actualización de su declaración de bienes y la inclusión, entre otros “olvidos”, como dijo Rafael Hernando, de su participación accionarial en la citada sociedad mercantil energética.

Homofobias y otras bromas

Como se ve, una “reputación” digna de un currículum de secretario de Estado, y eso sin contar su pasado bromista (por llamarlo de alguna forma) en sus estancias en colegios mayores de Madrid, donde la leyenda urbana dice que era el “terror de los novatos”, ni sus ideas sobre las parejas del mismo sexo avaladas por su “amigo”, el gran Aquilino Polaino, catedrático de Psicopatología de la Universidad Complutense, quien está convencido de que la homosexualidad “se suscita” en los hijos adoptados por gays o lesbianas.

Amistad entre secretario y subsecretario

Curiosamente, el secretario de Estado es amigo del subsecretario, Arturo Romaní, exconsejero de Hacienda de Cospedal y mano ejecutora de los salvajes recortes llevados a cabo por la secretaria general en su etapa al frente de la Comunidad de Castilla-La Mancha. Amigos con ciertos paralelismos, ya que Conde asesoraba hasta el lunes (nos imaginamos que ahora es incompatible) al Banco Santander, y el padre del subsecretario de Defensa, del mismo nombre, Arturo Romaní, fue condenado a cuatro años de cárcel por el expolio de Banesto, que años después sería absorbido por la entidad de los Botín. Romaní lo pasó mal cuando visitaba a su padre en la prisión de Alcalá-Meco, como recoge la fotografía publicada por ABC en 1994. Y no era para menos, ya que sobre su progenitor, junto a Mario Conde, pesaba como una losa los delitos de estafa y apropiación indebida (el desfalco superó los 450.000 millones de pesetas; 2.700 millones de euros en la actualidad).

Muy bien pagados

Pero aquí no queda la cosa, el nuevo jefe de Gabinete del Ministerio de Defensa, José Luis Ortiz, catalogado por la ministra Cospedal como “un hombre tenaz, con sólida formación, capaz de enfrentarse a retos difíciles”, pero siempre y cuando la nómina sea directamente proporcional a esos “retos”, ya que el que fuera jefe de Gabinete de la Presidencia castellano-manchega, es uno de los profesionales que siempre ha seguido a María Dolores de Cospedal, por lo que ha recibido importantes remuneraciones, no solo de la Administración para la que ha trabajado, también del propio Partido Popular, tanto como 228.141 euros, según constan en las cuentas entregadas en su día por el partido al exjuez de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz.