Existe una cierta preocupación en el Partido Popular a que pueda cundir la especie de que la democracia interna es una quimera. Hasta la fecha todos los dirigentes han sido elegidos de aquella manera…

En un mundo libre donde las formaciones políticas eligen a sus mandatarios en listas abiertas y primarias el Partido Popular, parecería que no puede quedarse al pairo de una realidad manifiesta incluso en los partidos de su mismo corte en Europa y Estados Unidos.

Frente a la acusación de que no hay libertad para elegir al presidente los del PP siempre han dicho que cada uno tiene su fórmula y que en cada casa cada cual hace lo que le viene en gana. Podría ser una salida medianamente aceptable salvo que en esa casa hay opiniones encontradas al respecto.

De Cifuentes a Feijóo

En esas horas del debate interno estamos porque el XVIII Congreso Nacional a celebrar en los primeros días de febrero próximo se tendrá que visualizar algo al respecto.  Lo lógico sería que Génova 13 diera cauce a un “militante, un voto” que es lo moderno tal y como preconizan dirigentes como Cristina Cifuentes o Isabel Boning. No parece ser el caso de otros como Nuñez Feijóo, Rudi o Bonilla. Estos prefieren guardar en naftalina el actual modelo basado en la voluntad del compromisario como si este fuera realmente libre y su elección no viniera ya predeterminada de antemano cuando es elegido compromisario.

El Partido Popular tiene un serio problema con los jóvenes y las nuevas generaciones. Si realmente no quiere ser una formación de viejos (que también tienen derecho a contar con un partido, por supuesto) tendrá que regenerarse y esa regeneración pasa necesariamente por la democratización como primera providencia.

Mariano Rajoy debería saber ya a estas alturas que no puede dar gato por liebre. No ganaría nada en ese empeño. No se puede poner puertas a las bases. Porque corren el riesgo de quedarse sin bases.