Los que asistimos al milagro de la Transición sabemos que una formación política no tiene asegurada su pervivencia nunca. Porque depende de la voluntad ciudadana que suele dar pases a tiempo parcial  lo partidos políticos.

Lo que es realmente novedoso en el caso de “Podemos” es la rapidez del enfrentamiento, la descarnada lucha por el poder interno en la organización. Esto choca y choca mucho con los planteamientos básicos con los que se iniciaron famosos y triunfaron en tiempo récord.

En realidad, utilizaron las circunstancias de detritus social provocada por la crisis para medrar personalmente y colectivamente. Desde Adau Colau que debe todo lo que es a los “desahucios” a los gestores políticos de Madrid.  Porque Iglesias y Errejón no se están peleando por ideas concretas que puedan combatir los problemas del pueblo.NO.Luchan por la hegemonía dentro de la organización.

Refundación

De modo y manera que estamos ante un supuesto de “refundación” claro. Normalmente, esos movimientos catárticos se llevan a cabo en partidos con una amplia trayectoria. Y aquí resulta que llevan dos días y ya amenaza su organización con partirse en dos, tres o cuatro mitades.

Todo parece indicar que será el actual secretario general quien se lleve el gato al agua. Pero los errejonistas tampoco son mancos y si el “stalinismo” alcanza a dicha organización como amenazó Juan Carlos Monedero al diputado Yllanes no sería extraño que ese grupo abandonara el partido.

Brindis

Podemos no ha terminado de aprender algo esencial: que están para servir al ciudadano/contribuyente que les paga unos salarios muy dignos y, en cualquier caso, mucho más dinero y mejor vida que antes de adueñarse de algunas instituciones. Están para dar y ofrecer sus soluciones en temas concretos y en asuntos concretos. Esto da la sensación les importa una higa Es mucho más divertido perder el tiempo y el dinero público en batallitas personales y en “juegos de tronos”. Así terminarán por extinguirse. Luego está lo de Monedero que no tiene un pase. Pablo Iglesias debería llamarle al orden y expulsarle del partido, si puede, claro. Tendría que explicar que hacía él por el comedor del Congreso de los Diputados, sin ser diputado, amenazando a un diputado electo.

Y mientras todo ese desbarre se puede describir en el partido de izquierda radical, resulta que a la chica callando PP y PSOE están llegando a acuerdos de mucho calado.

Que es lo que quiere el pueblo soberano y pagano.