La tensión entre Ucrania y Rusia se agudiza cada día más y Estados Unidas tampoco ayuda a apaciguar la situación con sus decisiones. De hecho, la Administración Biden ha ordenado enviar unas 3.000 tropas adicionales a Polonia para reforzar este frente y desde Washington se teme que se pueda dar una invasión a corto plazo.

Asimismo, el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, ha explicado este sábado en un comunicado que los servicios de la capital ucraniana ya están trabajando para "prevenir o superar" un ataque militar, por lo que han desplegado 13.500 efectivos y 780 unidades de equipo militar y han preparado la ciudad para funcionar en caso de emergencia.

Por su parte, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, ha urgido a los residentes estadounidenses a que abandonen Kiev en las próximas 48 horas ante posibles ataques en la frontera por parte de Rusia, aunque ha resaltado que "el presidente Putin no ha tomado una decisión final". 

En aras de comprender la situación actual y el comportamiento de cada uno de los actores, ElPlural.com ha mantenido una conversación con Jesús Manuel Pérez Triana, analista de The Political Room y autor del blog GuerrasPosmodernas.com.

Pregunta: ¿Estamos al borde de la guerra?

Respuesta: Me resulta muy extraño pensar que Rusia esté dispuesta a desencadenar un conflicto convencional en Europa. Generaría unos niveles de destrucción y de pérdidas humanas que no habríamos visto desde la Segunda Guerra Mundial. Además, los rusos cuando tratan esto no se preguntan si van a ganar o no la guerra ya que el balance se inclinaría a su favor. Por mucha ayuda testimonial y bilateral que tenga Ucrania, Rusia ganaría, sin duda, la guerra. Pero se convertiría en un estado paria.

P: ¿Qué reflexión haces de la estrategia llevada a cabo por Putin?

R: A ciencia cierta, sabemos que hay una considerable acumulación de tropas rusas en la frontera con Ucrania y con la excusa de unos ejercicios bilaterales, también las hay en Bielorrusia. Si ves el mapa, ves que Rusia rodea a Ucrania militarmente por tres puntos cardinales. Sur, este y norte.

P: ¿Cuáles son sus intenciones?

R: Rusia ha presentado un pliego de condiciones para acabar con esta crisis y tiene que ver con el orden internacional en el este de Europa. Quieren volver a atrasar las agujas del reloj al año 1997. Rusia, por su seguridad, necesita un colchón a su alrededor y tener una barrera protectora que los separe. Por eso, impone a Europa y a Estados Unidos que los países de su periferia tengan una soberanía limitada y no puedan pertenecer a ninguna alianza militar externa.

P: ¿No es eso una garantía de paz?

R: En el ámbito internacional se habla de las medidas de confianza que toman dos bloques para rebajar tensiones y generar una convivencia pacífica. Pero esto suele ir en los dos sentidos. ¿Qué garantías da Rusia? Ucrania es un país que tras la Guerra Fría se vio siendo un país nuclear por la herencia de la Unión Soviética. Renunció a esas armas y las superpotencias de EEUU, Gran Bretaña y Rusia firmaron en 1994 un tratado en Budapest en el que reconocían su renuncia a las armas nucleares y además, afirmaban que no tendrían ninguna intención de vulnerar la soberanía de Ucrania. Y se convirtieron en garantes de ello. 10 años después, Rusia invade Ucrania y se queda con una parte, Crimea.

P: Vía referéndum.

R: Sí, pero en circunstancias de ocupación militar y con un censo electoral... En la capital, Sebastopol, salió el sí con un 127% del censo. ¿Hubo referéndum? Sí. ¿Hubo observadores internacionales? También. Pero personajes de grupúsculos de extrema derecha europea. Además, Rusia es un país en el que se protagonizan pucherazos electorales de forma habitual y no es un régimen democrático. No existe el imperio de la ley ni las garantías procesales. No existe tampoco oposición, más allá de la leal. El que piense lo contrario, que tenga un problema judicial en Rusia y me cuente el resultado.

P: Muchos lo harían.

R: En occidente hay fenómeno curioso y es la idealización de Rusia por parte de ambos extremos del escenario político. Desde la derecha se va a defender que son un gran defensor de los valores tradicionales y del cristianismo y desde la izquierda que tiene una economía estatalizada y que es enemiga del imperialismo americano. Pues resulta que es una cleptocracia muy ineficiente. Para algunos es un ejemplo de un país fuerte que renacionalizó los recursos para ponerlos al servicio del pueblo y luego la gestión recae en una empresa que sirve como pantalla para que los grandes contratos terminen en manos privadas. Rusia es como un test de Rorschach. Cade uno ve lo que quiere. Además, no deja de tener una economía al nivel de Italia, Brasil, Canadá o Corea del Sur. Invierte mucho en Defensa pero las carreteras o los hospitales son un desastre. Y tiene un gobierno que no ofrece a su población ni prosperidad ni servicios. Solo da altas dosis de nacionalismo y patriotismo.

P: Zarismo, Unión Soviética y era Putin, no deja de ser todo la misma Rusia.

R: Es un país que se percibe a sí mismo como un Imperio. Lo tienen clarísimo. El nacionalismo ocupa todo el espectro político. Líderes fuertes que hicieron que Rusia fuera grande.

P; De hecho Putin no renuncia ni de los zares ni de Stalin

R: En los libros se presentan como líderes que modernizaron el aparato del Estado y extendieron las fronteras. El imperio forma parte de la propia esencia del país. Al terminar la Guerra Fría, no asumen el papel de nación normal. Se autoperciben como imperio y como un Estado que ejerce una dominación sobre los territorios aledaños y que tiene la misión histórica de recuperarlos.

P: De todas formas, la disolución de la URSS deja a Rusia en un país débil.

R: Rusia se ve a sí misma también como una nación como extremadamente vulnerable. Por eso, la primera línea de defensa tiene que estar lo más alejada posible de Moscú. Cuando se disuelve la URSS, a Rusia le entra una ansiedad geopolítica. Porque donde antes había un colchón de países, ahora no hay nada. Además, a esos países les atrae más la UE que Rusia.

P: Pero, ¿no está la UE obligada a tener unas buenas relaciones con Rusia?

R: Sobre el papel es una gran idea. ¿Pero qué clase de relación? Porque Rusia es un novio tóxico. Ucrania intentó llevarse bien con ambos y para Rusia fue inaceptable. Y el Gobierno de Yanukovich, que era, en principio, prorruso, decidió cancelar la negociación con la UE.

P: Y estalló la revolución ucraniana

R: Hizo que una generación de jóvenes ucranianos saliera a la calle a protestar. Ellos cogían el coche, cruzaban la frontera a Polonia, entraban a un supermercado y decían: “Yo quiero vivir así. No me quiero parecer a Rusia”. Las protestas, se vuelven violentas y quienes continúan protestando son los ultranacionalistas y la ultraderecha. Es como si el 15M hubiera acabado a hostia limpia, sin talleres de biodanza y se quedan solo los ultras.

P: ¿Qué final puede resultar satisfactorio para Putin?

R: Rusia quiere un compromiso de la OTAN en el que asegure que nunca va a incorporar a Ucrania, que renuncie a su despliegue y un acuerdo sobre los misiles de medio alcance. Pero Rusia se comporta así: tú retira las tropas, los misiles y yo te prometo que no te pego. No es un intercambio justo. Rusia se comporta como el abusador del patio.

P: ¿Qué reflexión haces de la posición adoptada por Alemania? ¿Tiene las manos atadas por el proyecto Nord Stream 2?

R: En parte. Hay que destacar que la sociedad alemana tiene muy impregnado el ecologismo y deriva en un plan de ir cerrando las centrales nucleares. Con ello dependes del gas natural y renovables. La cuestión es: ¿de dónde sacas el gas? Llegan a un acuerdo con Rusia y esto implica construir un gaseoducto submarino y evitar que pase por otros países. También hay mucho dinero ruso invertido en Alemania. Por ejemplo, podemos ver al excanciller Gerhard Schröder trabajando para Gazprom. Esto puede explicarnos el porqué de la tibieza alemana. Pero no es razón suficiente. Alemania es un país que atisba en la caída del muro de Berlín el fin de la historia. Además, creen que el diálogo y el comercio es capaz de solucionar cualquier diferencia. También tienen un gran sentimiento de culpa y hay una generación que ha crecido en un país próspero y a la cual no le cabe en la cabeza el uso de la violencia.

P: Es Francia quien ha asumido el papel de portavoz de la UE.

R: No sé si por grandeur o por el egocentrismo de Macron pero es esta idea de “dejádmelo a mí”, Periódicamente ha habido un líder occidental que ha creído que plantándose en Moscú y hablando con Putin se podrían resolver los problemas. George Bush dijo que se fiaba de Putin y que le vio el alma tras mirarle a los ojos. Obama dijo “reset” y mandó a Hillary Clinton a escenificarlo. Ahora Macron. Y es algo que nunca ha funcionado. ¿Vamos a ver ahora un desfile de líderes europeos? Para Rusia es mucho más fácil torear uno a uno a cada país. Hay una cacofonía de voces europeas. Las únicas posturas comunes que tenemos son muy blanditas.

P: Quizás nos haga falta un líder como Putin.

R: El problema es que tienes a cada país quejándose por su parte. Lo que hacemos es sacar esos comunicados diciendo que estamos deeply concerned (profundamente consternados). No somos capaces de incidir. Siempre que hemos intentado resolver un conflicto a las tortas, acabamos llamando a Estados Unidos. No tenemos músculo militar. Y luego echamos la culpa a EEUU de incidir en Europa. ¡Si es por incomparecencia nuestra!

P: España. ¿Qué pinta en todo esto?

R: Siempre hemos tenido una política seguidista y aplicando el mínimo imprescindible para que nuestros socios nos den el aprobado raspado.Nos apuntamos a lo que hagan los aliados pero con poquísimos recursos y sin pegar tiros porque la opinión pública es muy reacia a la guerra. Con esta crisis, España ha dicho que apoya a la OTAN pero mandando tropas lejos de Ucrania. Ha sido inusual la rapidez a la hora de decir que íbamos a hacer algo. Lo que sea. Se puede interpretar como que Pedro Sánchez necesita acumular puntos de euroatlantismo ya que está en saldo negativo. Además, acogeremos en Madrid la cumbre de la OTAN en 2022 y Sánchez está preparando el terreno para ser percibido como un socio convencido y un estadista. Y ese crédito será importante para usar en el Magreb, que es el área importante para España.

P: El desprecio de Biden a Sánchez ha sido notorio.

R: Los grandes líderes siempre nos han mirado por encima del hombro. España puso recursos para la ocupación de Irak pero no para la invasión. Queríamos aparecer en el trío de las Azores poniendo 0 soldados. Más adelante, Zapatero decide retirar las tropas en su primera decisión. Supuso un gran problema para EEUU. Hubo que decir a soldados americanos que estaban a punto de volver a casa que tenían que quedarse en Irak y los que estaban de vacaciones tenían que volver de forma repentina. También retiramos por sorpresa a las tropas de Kosovo y sin consultarlo. Quedamos ante la OTAN como un país que te deja tirado. España necesita conexión directa con La Casa Blanca y uno de los mecanismos para hacerlo es demostrar ser un aliado fiable. Quien tiene una relación privilegiada con EEUU es Marruecos.

P: Descartas, entonces, ver a jóvenes españoles muriendo en una guerra.

R: Eso no lo vamos a ver. No hay escenario posible para ello. Si España manda tropas será para defender países alejadísimos y ganar puntos frente a los socios. Veo a gente percibir en 2022 que tener una postura de respeto a la soberanía de Ucrania es defender al imperialismo yankee. ¿Y defender la inacción occidental para que Rusia invada si le plazca Ucrania eso es defender la paz? A éstos, la URSS los definía como tontos útiles. Veían que había intelectuales burgueses occidentales que defendían sus posturas. Esos mismos, por cierto, eran los primeros en acabar picando piedra en un régimen comunista.