"Mañana se sabrá la fecha de la investidura a la que me someteré en las Cortes Generales", afirmó Pedro Sánchez este lunes desde Bruselas, donde lidia otro reparto de poderes, el del Parlamento Europeo y la Comisión. El líder socialista comunicará a Meritxell Batet la fecha por teléfono, ya que el retraso en la Cumbre europea le impide reunirse físicamente en el Congreso con la presidenta, este martes, como estaba previsto.

Todos los miembros del Gobierno consultados insisten en que se trabaja para que Pedro Sánchez cumpla el mandato del Rey y sea presidente, pero a estas alturas qué duda cabe que Moncloa maneja todos los escenarios posibles, incluso una nueva cita electoral, dados los escasos frutos conseguidos con el resto de fuerzas políticas en las negociaciones en la Moncloa, a las que Ciudadanos ni siquiera se presentó.

Desde que recibió el encargo de Felipe VI para someterse a la investidura, el pasado 6 de junio, Sánchez ha mantenido tres reuniones, una en el Congreso de los Diputados y otras dos en la Moncloa, con el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, de las que no ha salido ningún acuerdo, más bien, todo lo contrario, un mayor distanciamiento. Del líder del Partido Popular, con quien se ha visto en dos ocasiones, una en el Congreso y otra en la sede el Gobierno, el presidente en funciones sólo arrebató el compromiso de que propiciará una legislatura estable, porque, según afirmó Pablo Casado, el principal partido de la oposición no puede ir más allá. En cuanto a Albert Rivera, hubo un solo frio encuentro en la Cámara baja.

Los plazos

La fecha de investidura que se conocerá mañana cobra importancia por dos razones, porque de ella podría salir el próximo presidente español y porque, en el peor de los casos, pone en marcha el andamiaje de una nueva cita electoral, otra más. Si el Congreso opta por no dar su apoyo a Sánchez, ni mayoría absoluta, ni simple en segunda votación, 48 horas después las Cámaras se disolverían y habría elecciones generales 47 días después.

Ese plazo de 47 días sustituye al ordinario de 54 días porque en 2016 las fuerzas políticas acordaron acortar una semana la campaña en caso de que los comicios se celebraran -como ya va siendo costumbre- por la imposibilidad de formar un Gobierno tras unas primeras generales. 

El 23 de julio como fecha posible

La intención del Gobierno era llevar la votación a la primera quincena de julio, con el día 9 como fecha probable. Ahora se maneja ya la segunda parte del mes. La intención de Pedro Sánchez es abrir una nueva ronda de contactos con el resto de líderes, unos encuentros para los que aún no hay fechas, al menos públicas.

En Moncloa se baraja el 23 de julio como la fecha, teniendo en cuenta que si la votación se celebrara el día 16, las hipotéticas elecciones caerían el 3 de noviembre, en el Puente de todos los Santos.

Si la cita en el Congreso es el martes 23, las eventuales elecciones serían el 10 de noviembre. No obstante, es pronto para descartar cualquier martes de julio. La primera votación tiene que ser ese día para que los comicios caigan en domingo.

No parece probable que pase del día 23, ya que de celebrarse la primera votación el martes 30, la segunda, 48 horas después, caería ya en pleno agosto, con los españoles más atentos de sus vacaciones que del calendario político.