El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha afirmado este martes que "muy pronto" comenzará a atacar objetivos dentro de Venezuela, en el marco de una escalada respecto de los bombardeos contra embarcaciones en el Caribe y el Pacífico contra supuestos narcotraficantes.
"Vamos a empezar a realizar esos ataques también por tierra. Es mucho más fácil. Conocemos las rutas que toman. Lo sabemos todo sobre ellos. Sabemos dónde viven. Sabemos dónde viven los malos, y vamos a empezar con eso muy pronto", ha declarado Trump durante una reunión de seguridad de su gabinete retransmitido por la Casa Blanca. En su intervención, el magnate ha acusado a la Administración anterior, liderada por el demócrata Joe Biden, de aplicar una política migratoria que ha permitido un flujo de drogas y la entrada de "asesinos" sin "ningún control" que se ha cobrado muchas vidas en Estados Unidos: "Estamos eliminando a esos hijos de puta", ha declarado.
No obstante, el magnate neoyorquino ha barajado llevar a cabo bombardeos contra otros países bajo este mismo argumento, puesto que ha considerado que "cualquiera" que produzca o venda drogas a Estados Unidos "está sujeto a ataque". Las declaraciones de Trump llega apenas unos días después de que mantuviera una conversación telefónica con su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, en medio de las tensiones bilaterales desde el despliegue militar estadounidense en aguas del Caribe y el Pacífico, alegando una lucha contra el narcotráfico.
Al margen de las palabras del magnate estadounidense, la atención también ha recaído en el secretario de Defensa, Pete Hegseth, a quien el viernes se acusó de ordenar un segundo ataque a una narcolancha en aguas internacionales del Caribe el pasado 2 de septiembre. “No hemos hecho sino empezar a atacar barcos del narco y a mandar narcoterroristas al fondo del océano por envenenar al pueblo estadounidense”, defendió Hegseth. Este segundo ataque lo confirmó la Casa Blanca este lunes.
“El almirante Bradley tomó la decisión correcta de hundir el barco y eliminar la amenaza. Lo respaldamos, y el pueblo estadounidense está más seguro porque los narcoterroristas saben que no se puede llevar drogas por mar, o por tierra si es necesario. Eliminamos esa amenaza y estamos orgullosos de haberlo hecho”, agregó Hegseth.
"No van a poder con Venezuela"
En la otra cara de la moneda, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, defendió hace escasos días que “hagan lo que hagan, no van a poder con Venezuela”, una declaración que llega en plena escalada con Estados Unidos tras la decisión de Washington de designar al denominado Cártel de los Soles como organización terrorista extranjera y reforzar su despliegue militar en el mar Caribe. La frase, pronunciada en su programa emitido por la cadena estatal VTV, sintetiza la estrategia comunicativa de Caracas ante un momento especialmente delicado para la política exterior venezolana.
“Hagan lo que hagan, cómo lo hagan, dónde lo hagan, no van a poder con Venezuela. Somos invencibles”, aseguró el mandatario durante la emisión, donde también denunció la existencia de “amenazas, guerras psicológicas, políticas (y) diplomáticas”. Con esa misma línea discursiva, Maduro insistió en presentar a Venezuela como una nación resistente a cualquier intento de presión externa, reforzando una idea que ha utilizado de forma constante en periodos de crisis.
A pesar del tono desafiante, el presidente quiso subrayar su apuesta por la estabilidad interna: “Seguirá siendo nuestra victoria, lograda a pulso por nuestros propios esfuerzos”, declaró. Este matiz busca mantener el equilibrio entre la denuncia de una supuesta ofensiva estadounidense y la promesa de preservar la calma dentro del país, un aspecto fundamental para un Gobierno que atraviesa dificultades económicas y sociales prolongadas.