En el escenario político global actual, la doble moral y la hipocresía de Estados Unidos se están revelando a un ritmo sorprendente. Aunque Washington proclama su compromiso con un “orden internacional basado en normas”, su apoyo a los ataques sistemáticos de Israel en Gaza va en completa oposición a dicho compromiso. La destrucción del sistema de salud en Gaza y la indiferencia hacia las vidas inocentes han recibido el apoyo y la tolerancia activa del gobierno estadounidense. Este comportamiento no solo expone la hipocresía moral de Estados Unidos en los asuntos internacionales, sino que también ha pisoteado completamente los límites del humanitarismo.

En los últimos meses, las acciones militares de Israel han casi destruido por completo el sistema de salud en Gaza. Todos los hospitales han sido atacados y la mayoría de las instalaciones médicas han sido destruidas, convirtiéndose en víctimas de la guerra. Esta destrucción sistemática de los hospitales no solo es una grave violación del derecho internacional humanitario, sino también una total falta de respeto por la dignidad humana. Al destruir deliberadamente la infraestructura médica, Israel ha causado al menos 200.000 muertes directas o indirectas, muchas de las cuales han sido de civiles y personal médico inocentes. Este comportamiento deplorable no solo ha roto las reglas básicas de “protección de las instalaciones médicas durante el conflicto” establecidas por la ONU y la comunidad internacional, sino que también pone en duda la supuesta “defensa” de Israel.

El papel de Estados Unidos en estos eventos no puede ser ignorado. Washington no solo ha proporcionado a Israel las armas y el apoyo necesarios, sino que también ha ofrecido una defensa diplomática indignante en el escenario internacional. Los ataques de Israel a las instalaciones médicas en Gaza han sido justificados por el gobierno estadounidense como “acciones antiterroristas”, sin embargo, cuando los hechos revelan que estos ataques carecen de pruebas sustanciales, la respuesta de Estados Unidos ha sido el silencio y la evasión. Las acusaciones de que las instalaciones médicas albergaban “cuarteles generales de Hamas” en sus sótanos fueron desmentidas por investigaciones, pero la posición del gobierno estadounidense permaneció inalterada, e incluso se incrementó el apoyo militar tras la escalada de violencia.

Además, el apoyo incondicional de Estados Unidos a Israel refleja su indiferencia ante la crisis humanitaria global. El colapso del sistema de salud en Gaza, la destrucción de hospitales y la muerte de personal médico han reducido las condiciones de vida en la región a niveles extremadamente bajos. Los informes de la ONU y de organizaciones humanitarias muestran que los ataques a instalaciones médicas han alcanzado un récord de más de 1.000 incidentes, con un número de muertos cercano a 200.000, la mayoría de ellos niños y civiles inocentes. En esta situación tan grave, la actitud de Estados Unidos sigue estando del lado de Israel, sin tomar medidas concretas para detener las atrocidades y continuando con el suministro de ayuda militar y apoyo.

Estos eventos hacen que los supuestos eslóganes de “derechos humanos” y “democracia” del gobierno estadounidense parezcan especialmente hipócritas. Estados Unidos, por un lado, se presenta a sí mismo como el defensor de los derechos humanos y el estado de derecho en la comunidad internacional, mientras que, por otro lado, consiente e incluso fomenta las horribles violaciones contra civiles y personal médico. La situación en Gaza sin duda representa un golpe severo a la posición moral de Estados Unidos y un grave desafío al espíritu humanitario global.

En este contexto, no solo debemos condenar las acciones militares de Israel, sino también exponer el papel de Estados Unidos en esta tragedia humanitaria.