Tras la despedida de la Casa Blanca de Elon Musk, el hombre más rico del mundo y antigua mano derecha de Trump, ha dado comienzo una nueva encrucijada política armada de tweets y declaraciones que conforman las relaciones de enemistad y desamor. Pese a haber simulado una despedida cordial en el Despacho Oval, Musk ha volcado su energía durante esta última semana en tumbar la apuesta fiscal del presidente de Estados Unidos. Algo que Donald Trump considera “un enorme error” y un “gigantesco problema” para el equipo económico del Gobierno.

La propuesta estrella del expresidente Donald Trump, que autodenomina como "Gran Hermosa Ley" (Big Beautiful Bill), una reforma fiscal que busca prorrogar las rebajas impositivas implementadas durante su primer mandato, se enfrenta a la alianza del senador republicano Rand Paul con Elon Musk.

Esta alianza ha sorprendido a muchos al tratar socavar los esfuerzos del presidente. Incluso, Musk se ha sumado a una campaña que aboga por una legislación que impida la reelección de congresistas y senadores si el déficit público supera el 3% del PIB.

Musk lidera la campaña contra la "Gran Hermosa Ley"

A pesar del intenso lobby, presiones políticas e incluso amenazas por parte de la Casa Blanca y sectores radicales del movimiento MAGA, la Cámara de Representantes dio luz verde a la "Gran Hermosa Ley" por un estrecho margen de 215 votos a favor y 214 en contra. Ahora, la estrategia de Trump se centra en asegurar los 51 votos necesarios en el Senado, donde los republicanos ostentan la mayoría. No obstante, Musk, mediante su alianza, tratará de conseguir los votos necesarios en una Cámara Alta en la que los Republicanos tienen mayoría.

La iniciativa, que Trump ha impulsado con su característico estilo, contempla la permanencia de los recortes fiscales para los contribuyentes de altos ingresos, que, de no ser prorrogados, regresarían a sus niveles anteriores este año. Sin embargo, entidades como la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) han emitido alarmantes proyecciones, estimando que la ley podría disparar drásticamente el déficit público y la deuda nacional, además de dejar a 10 millones de personas sin cobertura sanitaria.

Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX, se ha convertido en una voz prominente en la oposición a la ley, instando a sus millones de seguidores a contactar a sus representantes.

Sus argumentos se centran en el insostenible crecimiento de la deuda. "Los pagos de intereses ya consumen el 25% de todos los ingresos del gobierno. Si el gasto deficitario masivo continúa, solo habrá dinero para pagar intereses y nada más. Ni seguridad social, ni seguro médico, ni defensa... nada", ha advertido el magnate en una serie de publicaciones en redes sociales.

Trump ha estado evitando hasta ahora la confrontación con su, hasta hace poco, asesor especial y amigo, quien está jugando con fuego. El martes, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, trató de minimizar el impacto de las declaraciones: "El presidente sabe la postura de Elon Musk sobre este proyecto de ley. Esto no cambia su opinión. La opinión del presidente es que este es un proyecto de ley grande y hermoso, y lo respalda". Sin embargo, cada vez hay más asesores del Gobierno que están replicando a la ex mano derecha, reiterando en su equivocación y asegurando que no entiende cómo funciona la ley.

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