El Gobierno ha pasado al ataque contra Israel. Tanto el presidente como el ministro de Asuntos Exteriores han elevado el tono en sus intervenciones sobre el conflicto en Gaza, además de presionar a Benjamin Netanyahu impulsando en el seno de la Unión Europea un debate para cortar vínculos comerciales y abrirse a imponer sanciones a quienes no respeten los derechos humanos en Palestina. Según ha confirmado el jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, se ha llamado al orden al encargado de negocios israelí, Dan Poraz, para transmitir el hartazgo de Moncloa ante las “mentiras” de su administración en los comunicados contra España.

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, ha hecho una ronda de entrevistas en algunos de los principales medios de comunicación nacionales con motivo de la cumbre de la ONU que acoge Sevilla hasta el jueves. En declaraciones a Las mañanas de RNE, el jefe de la diplomacia española aseguraba que el viernes llamó a consultas a Poraz en la sede del ministerio a raíz de un comunicado en el que Israel acusó a España de “estar en el lado equivocado de la historia” por reclamar la suspensión inmediata del Acuerdo de Asociación de la UE con el país hebreo.

Albares admitió que se convocó al encargado de comercio israelí y se le dijo claramente: “Estamos hartos”. El hartazgo de Moncloa radica en comunicados como este último, que para el jefe de la diplomacia española están “llenos de mentiras”. De hecho, el ministro de Exteriores recordó que España fue de los primeros países del mundo que salió a condenar públicamente el atentado terrorista de Hamás del 7 de octubre de 2023 y que sirvió como aliciente para recrudecer la ofensiva contra Palestina.

Al mismo tiempo, rechazaba las acusaciones de “antisemitismo” al asegurar que el Gobierno de España no sólo condena, sino que persigue “delitos de odio” de este estilo, llegando a calificarlos como “muy graves”. En este sentido, los equiparó con actitudes islamófobas o LGTBIfóbicas. En cualquier caso, Albares insistió en que el Ejecutivo de coalición ha llevado a cabo “el primer plan que ha tenido España contra el antisemitismo”.

La coherencia del Gobierno

En consecuencia, Albares ha reivindicado la coherencia política de Moncloa al “defender lo mismo en todos los lugares” del mundo, independientemente de que sea Ucrania, Israel o Palestina. “Le guste a quien le guste”, reforzaba su argumentación el ministro, al tiempo que enfatizaba en que a España le afecta de igual modo “la muerte de civiles israelíes que la de civiles palestinos”.

“Lo he dicho muchas veces, el Estado de Israel tiene derecho a tener un Estado y tiene derecho a la seguridad, pero también tienen exactamente el mismo derecho los palestinos a su seguridad y a tener un Estado Palestino”, remataba el ministro, antes de afrontar otras cuestiones de calado en el marco de la cumbre de la ONU de Sevilla.

Pataleta de la Casa Blanca

Mientras España da un golpe sobre la mesa en la cuestión palestino-israelí, hace lo propio ante las amenazas de un Donald Trump que no se baja del tren imperialista. Estados Unidos ha emprendido una ofensiva – de momento discursiva – contra el Gobierno por el rechazo expreso de Sánchez a elevar al 5% del PIB el gasto en materia militar. Desde entonces, la Casa Blanca ha afilado los cuchillos contra Moncloa hasta el punto de agitar el fantasma arancelario, sin tener en cuenta que ello provocaría una respuesta en cadena de la Unión Europea.

Para el Gobierno de España, sin embargo, encapsula las amenazas del magnate en una suerte de pataleta, aduciendo que no hay “indicios” de que la Casa Blanca adopte represalias. En parte, Albares se ha encargado de recordar que la política arancelaria es competencia de la Unión Europea, por lo que alegan en Moncloa que no hay preocupación alguna a una maniobra de Trump, como tampoco consideran que las discrepancias armamentísticas abran una brecha en las relaciones con Washington. “La política comercial es una política totalmente comunitarizada y se desarrolla con total normalidad”, resaltaba el jefe de la diplomacia española.

En este sentido, replicando el mensaje que ofreció Sánchez al término de la pasada semana, Albares ha expresado su deseo de que el vínculo comercial Bruselas-Wahsington, que a la postre es “el mayor del planeta y ha sido mutuamente beneficiosa durante décadas”, se mantenga porque afecta a niveles de inversión “únicos en el mundo” a ambos lados del Atlántico. De hecho, insistía en que Estados Unidos es el aliado natural de Europa y viceversa, precisando que la carpeta geopolítica del Gobierno discurre en tal dirección “más allá de cualquier coyuntura”.

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