El Centro Carter, una de las principales organizaciones que participó en la observación de las elecciones presidenciales del pasado domingo en Venezuela, ha desacreditado el proceso electoral. El organismo, con sede Atlanta y fundado por el expresidente estadounidense Jimmy Carter, concluye que no ha podido verificar o corroborar los resultados que dieron como vencedor de los comicios a Nicolás Maduro. Entienden que el proceso “no se adecuó a parámetros y estándares internacionales de integridad”, por lo que no pueden ser consideradas “democráticas”.

Así se desprende del comunicado que el Centro Carter emitió en la noche de este martes, horas después de que sus observadores abandonaran Venezuela. Remarcan que la autoridad electoral venezolana (CNE) no ha anunciado resultados desglosados por mesas electorales, lo que implica una grave violación de los principios electorales. “El proceso no ha alcanzado estándares internacionales de integridad y ha infringido numerosos preceptos de la propia legislación nacional. Se desarrolló en un ambiente de libertades restringidas en detrimento de actores políticos, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación. A lo largo del proceso electoral, las autoridades del CNE mostraron parcialidad a favor del oficialismo y en contra de las candidaturas de la oposición”, exponen.

El organismo desplegó una misión de 17 personas, diseminadas por Caracas (11) y Barinas, Maracaibo y Valencia. En paralelo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) también mandó a gente sobre el terreno, aunque el informe no es público y se entrega de manera confidencial a su secretario general. En cualquier caso, el Centro Carter desglosa que la actualización del registro de electores se realizó “con números inconvenientes”; haciendo especial hincapié en los “plazos muy cortos, relativamente escasos lugares de inscripción y una mínima campaña de información y difusión públicas”.

“El problema se agravó en el exterior, donde los ciudadanos enfrentaron barreras legales desmedidas, incluso arbitrarias, para inscribirse en el padrón en el extranjero. El resultado de la restrictiva jornada especial se tradujo en cifras muy bajas de nuevo votantes en el exterior”, lamenta el Centro Carter en su comunicado. Un proceso irregular, según los observadores, que proclamó a Maduro como vencedor de los comicios frente a Edmundo González Urrutia, el candidato de la oposición.

Procesadas las actas en un 84%, según la citada información, la victoria sería para el candidato de la Plataforma Democrática, Edmundo González, con un total de 7.119.000 votos. Es decir, un 68% de los sufragios emitidos. Por el contrario, la papeleta de Nicolás Maduro consiguió un 30% y 3.200.000 votos, un resultado similar al que dibujaban las encuestas en las jornadas previas a la cita electoral.

Tensiones internas

En paralelo, el CNE y la Fiscalía General de la República han denunciado un hackeo a sus sistemas que habría provocado los retrasos en el desglose detallado del resultado electoral. Sin embargo, ninguno de los dos organismos ha presentado prueba alguna del ataque informático. Este presunto ciberataque ha propiciado un cruce de acusaciones entre el oficialismo y la oposición, deslizando que la líder contestataria, María Corina Machado, una suerte de sabotaje desde Macedonia del Norte. No obstante, el Gobierno del país balcánico lo ha negado de inmediato.

Machado, en una multitudinaria movilización frente a la sede de la ONU en Caracas, ha asegurado que la oposición no sólo ganó, sino que “arrasó”. “Ganamos en todos los estados del país. Cada una de estas actas de votación son una prueba irrefutable de nuestro triunfo. Se lo podemos demostrar a cualquiera. El presidente electo de Venezuela es Edmundo González Urrutia”, señaló la líder de los contestatarios. Acto seguido, retó al presidente del CNE, Elvis Amoroso, a que ofrezca una explicación y publicara las actas, junto a los datos, mesa por mesa, de los comicios. “¿Cuál es el miedo?”, se preguntó.

Por su parte, Amoroso no ha ofrecido explicación alguna y ha optado por el silencio frente a los retos de la oposición, que convergen con los mismos que ha puesto sobre la mesa el grueso de la comunidad latinoamericana, Estados Unidos y Europa. El organismo no cursó una auditoría del proceso, que se considera fundamental tras el día posterior a las elecciones. Por lo tanto, aún siguen sin publicarse los desgloses de los comicios.

El martes se incrementaron los rumores sobre una posible e inminente detención de María Corina Machado y de Edmundo González. Ante ello, el embajador de Costa Rica ha ofrecido asilo político a los líderes de la oposición, aunque cortésmente ha declinado la proposición. Entre tanto, el Gobierno comienza a identificar a algunos de los autores de las movilizaciones que se están disparando a lo largo y ancho del país, que incluso han acabado con el derribo de ocho estatuas de Hugo Chávez para ser trasladados a prisión.

Por el momento, se han registrado un total de 11 muertos y 117 detenidos durante las protestas de la ciudadanía. Maduro anunció la captura de varios de los ciudadanos que protestaron y prometió un castigo para la “derecha fascista” por idear y fomentar motines tras el resultado electoral. “Ya basta. No les vamos a permitir que sigan sembrando la muerte en las calles. Aquí habló un pueblo”, aseguró el presidente, al tiempo que amenazaba con “justicia” y “cárcel” para sus adversarios. Asimismo, redoblará la presencia policial y militar en las calles para “garantizar la paz” y confrontar la “desinformación de las redes sociales”.

La escalada de tensión no tiene visos de cesar, máxime cuando la oposición, durante la sesión de la Asamblea Nacional, el presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez, además del diputado Diosdado Cabello, pidieron prisión para los líderes opositores Machado y González Urrutia, responsabilizándoles de todo lo sucedido tras las elecciones. “Si quieren provocarnos, aceptamos la provocación. Tengan la seguridad de algo: los vamos a joder. No vamos a permitir que la paz que tanto nos ha costado construir, quede alterada”, zanjó.