La muerte del Papa pone el foco a la figura de máxima relevancia en tiempos de Sede Vacante. Esa es la del camarlengo. Un cargo político y administrativo, que encuentra sus orígenes en el latín camerarius (es decir, chambelán), y cuya función principal es la de administrar los bienes del Sumo Pontífice tras su fallecimiento. Emerge, por tanto, la figura de un cardenal irlandés de 77 años que ha desempeñado toda su actividad fuera de su país natal. Trata de Kevin Farrell y sobre sus hombros recae la tarea de velar por la sucesión papal.

Históricamente, el camarlengo es el encargado de oficializar la muerte del Pontífice, además de organizar las cuestiones prácticas del cónclave que elegirá al nuevo líder de la Iglesia Católica. También de aspectos protocolarios derivados del funeral, pero sobre todo ha de mantener en funcionamiento la maquinaria burocrática y política de El Vaticano hasta la unción de un nuevo Papa. Es decir, todo el peso de la Iglesia recae sobre este cargo, a excepción de aquellos aspectos espirituales cuya competencia es del sucesor de Francisco I -en este caso-.

Formación salmantina

Ese hombre es Kevin Farrell. Este irlandés de 77 años asumió el rol de Camarlengo hará seis años y, aunque nació en uno de los países más católicos de Europa, ha desarrollado el grueso de su actividad pastoral fuera de su nación. Concretamente en Estados Unidos y en El Vaticano, compatibilizándolo con periodos y responsabilidades en España, México e Italia. Es hermano de la cabeza visible del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad Cristiana hasta que se jubiló hace 13 meses. De hecho, Brian Farrell es secretario emérito del mismo, aunque también ostentó la vicepresidencia de la Comisión para las Relaciones con los Judíos.

Pero ni Kevin ni Brian ejercieron nunca el sacerdocio en su país natal. Sin embargo, sí tienen un fuerte vínculo con España. Al menos en lo que a su desarrollo y formación pastoral se refiere, pues ambos -en cuanto la edad se lo permitió a cada uno- se trasladaron a Salamanca para cursar sus estudios universitarios toda vez concluyeran el Bachillerato con la congregación irlandesa de los Hermanos Cristianos. Según figura en la web del Vaticano, Kevin se graduó en la localidad castellana, pero sin especificar el área e incluso la universidad.

Antiguo legionario de Cristo

Lo que sí queda patente en su currículum es su paso por las Universidades Gregoriana y Pontificia Santo Tomás de Aquino, donde adquirió un postgrado en Filosofía y una licenciatura en Teología. Sin embargo, acorde con el diario Irish Times, esta titulación la consiguió en Salamanca. Posteriormente, pasó por la Universidad de Notre Dame, en el estado de Indiana (EE.UU.), donde obtendría un máster en Dirección de Empresas (MBA).

Por aquella época, Kevin Farrell se enroló en los Legionarios de Cristo. Una congregación que fundó Marcial Maciel y que sería protagonista de uno de los episodios más oscuros de la Iglesia Católica, acogiendo en su seno el peor caso de abusos sexuales de la historia de la Cristiandad. En 1978, se consagró como sacerdote, pasando a ejercer de capellán en la Universidad de Monterrey. Durante esa etapa viajó por México, España e Italia en calidad de administrador general de la controvertida organización, acumulando responsabilidades sobre los centros docentes de la institución en sendos países.

Los siguientes dos decenios, Farrell desempeñó diferentes funciones eclesiásticas, pero ya en Estados Unidos. Su labor se centralizó especialmente en Washington y sus aledaños. En primer lugar, fue párroco en Bethesda, uno de los barrios más ricos de la ciudad capitalina. Tras ello, gracias a su formación en Salamanca y su dominio del español, fue designado como director del Centro Católico Español de la archidiócesis de Washington para, en 2011, ostentar el cargo de obispo auxiliar del D.C. antes de mudarse a Dallas en 2017.

A partir de ahí, su figura cotizaba al alza en fueros católicos. Sobre todo después de dirigir la oración pública en el 50 aniversario del asesinato de John F. Kennedy, a la sazón, primer presidente católico de Estados Unidos. Aquel evento estuvo cargado de simbolismo que le catapultaría hasta el entorno más íntimo del Papa Francisco.

Amistades bajo sospecha

Pero la vida de Farrell no ha estado alejada de la polémica, sobre todo por su cercanía al cardenal Theodore McCarrick, que fallecía el pasado 3 de abril después de que el Papa lo secularizara debido a los rumores sobre abusos sexuales a menores. Y es que, a la postre, fue el mentor de Farrell en los primeros años de su vida en Estados Unidos, cuando comenzó a ascender en el escalafón como obispo auxiliar en Washington. Por ello, hay quien apunta que el hoy camarlengo sabía de las actividades de su maestro y le acusan de mirar para otro lado.

No obstante, esa teoría de la conspiración confronta con la actitud del papa Francisco durante toda su trayectoria al frente de la Iglesia Católica. Entre su legado, deja una pelea constante por desarticular los abusos sexuales del clero. Por ello, sorprende que no diera apenas importancia a esos rumores, sobre tras su visita a Irlanda, donde Farrell se ganó la nominación de camarlengo por la organización de su visita al país católico.

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