Los hombres que formaron parte de la operación Kitchen utilizaron varias técnicas para recuperar los pendrive que estaban en posesión de Luis Bárcenas y que contenía información sensible sobre varios altos cargos del Partido Popular. Desde un falso cura secuestrador hasta vigilancia extrema a la casa y a la familia del ex tesorero.

Pero según ha publicado El Español, el operativo extrajudicial también se valió de otra vía para obtener la información en poder de Bárcenas, la del chantaje. Sin embargo, en lugar de hacerlo directamente, buscaron a uno de los mejores amigos del ex tesorero, el empresario Javier Sánchez-Lázaro.

El dispositivo extrajudicial orquestado desde Interior investigó a fondo todo lo vinculado a  Sánchez-Lázaro, tanto puntos débiles como el historial judicial de la familia. Los hombres de la Kitchen tenían como objetivo hallar el más mínimo resquicio para forzar al empresario a traicionar a su amigo y convertirse en un nuevo topo del operativo.

La Policía sospechaba de que el empresario era consciente de la documentación que Bárcenas escondió antes de entrar en Soto del Real. Sánchez-Lázaro fue Senador durante dos legislaturas durante los 80 y tiene otro hermano vinculado con la política. De hecho, fue diputado de la Asamblea de Madrid entre el 95 y el 99 por el Partido Popular.

Y es que los miembros del operativo accedieron a la documentación judicial que afectaba a dos de los hermanos de Sánchez-Lázaro que, por aquella época, estaban imputados por un presunto delito de apropiación indebida. El objetivo era prometer a Sánchez-Lázaro de acabar con ese litigio a cambio de su colaboración en la Kitchen.

Sánchez-Lázaro ha señalado a El Español que nadie se puso en contacto con él para hacer trato alguno con él. Sin embargo, los investigadores descubrieron algo que tuvo que echar para atrás la operación de chantaje. Y es que la relación entre el amigo de Bárcenas y sus hermanos se habría enfriado como consecuencia del citado litigio.