Después de la decisión adoptada por la Junta Electoral Central, que ha impedido a Vox participar en el debate a cinco preparado por A3Media, Pedro Sánchez ha decidido retroceder en sus convicciones y aceptar, finalmente, comparecer ante las cámaras de TVE junto a Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias. Las cuatro principales estructuras políticas podrán de esta forma discutir ideas, rebatir al contrario y tratar de convencer al electorado indeciso que puede hacer que la balanza caiga de un lado u otro el próximo 28 de abril.

Antes de que la JEC impidiera la comparecencia de Vox, haciendo que la extrema derecha española no pueda estar presente en la cita por no tener representación previa en el Congreso de los Diputados, muchos fueron los que se echaron encima de Sánchez y de la decisión adoptada por Ferraz. Asistir al ente público parecía primordial, confrontar cara a cara junto a Pablo Casado también.

Sin embargo, ni una cosa ni la otra son tan habituales como se nos está vendiendo. Merece la pena hacer un ejercicio de retrospectiva, limar los ataques que se están vertiendo en campaña, y observar realmente cuál es la cultura televisiva de confrontación de ideas en campaña electoral de nuestro país.

1993: González y Aznar dieron el pistoletazo de salida en Antena 3 y Tele5

Por primera vez en nuestra historia, los candidatos a las elecciones se mostraron dispuestos a librar parte de la batalla electoral frente a las cámaras de televisión. El 24 de mayo arrancó todo en Antena 3, bajo el amparo de Manuel Campo Vidal, que fue el encargado de repartir los tiempos y poner sobre la mesa las preguntas sobre las que discutir. La mayoría de los rotativos dieron por ganador a Aznar, que, joven e impetuoso, cargó de forma aguerrida decantando la balanza por la derecha.

Sin embargo, había programado un segundo round. El equipo socialista, acertadamente, atizó al candidato popular preguntando reiteradamente por el programa económico. Sabían que era uno de sus puntos sensibles y consiguieron revertir el primer resultado. Ante más de 10 millones de personas (un 75% de cuota de pantalla), el enfrentamiento dialéctico volvió a equilibrar el escenario. A pesar de ello, los años de desgaste pasaron factura a González y, a pesar de conseguir la victoria en las urnas, perdió una mayoría absoluta que le había acompañado desde 1982.

José María Aznar no volvió a atreverse a debatir. Esa segunda contienda había marcado el resultado, privándole de acceder a La Moncloa. Él lo sabía y su equipo también. Tanto es así que el dirigente del PP se negó en 1996 a confrontar ideas frente a Felipe González y en el 2000 frente a Joaquín Almunia.

Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero, también a dos vueltas

15 años después, los debates volvían a la pequeña pantalla. De la mano de la Academia de Televisión, el lunes 25 de febrero de 2008 los principales líderes políticos del panorama volvieron al ruedo mediático. Casi 13 millones de personas pegadas a la pantalla para seguir aquella cita con la política, moderada, una vez más, por Manuel Campo Vidal.

Una semana después fue Olga Viza la encargada de mediar entre las partes. Los noticiarios aplaudieron la gran cantidad de propuestas que se habían dejado sobre el papel en aquellas elecciones, aunque volvieron a conceder la victoria a un Zapatero que acabaría consiguiendo imponerse en los comicios del 9 de marzo.

El paso delante de Mariano Rajoy frente a Alfredo Pérez Rubalcaba

Quinto debate de la historia de España y primera victoria de Mariano Rajoy. Un gran paso adelante teniendo en cuenta que el político popular siempre ha tenido detractores que lo creían menos capacitado que a sus rivales. De nuevo organizado por la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión y con Manual Campo Vidal como persona encargada de controlar los tiempos. El 7 de noviembre de 2011 se produjo este punto de inflexión, que se apreció también en los comicios

Más partidos sobre la mesa y más debates en televisión

El 7 de diciembre de 2015 Rajoy dio un paso atrás. Tanto es así que mandó a su segunda de a bordo al debate más amplio presenciado hasta el momento. Podemos y Ciudadanos se sumaron, a pesar de no tener representación en la Cámara Baja, al debate ofrecido por Antena 3 y La Sexta. Cerca de 10 millones de espectadores que pudieron ver cómo las nuevas fuerzas, encarnadas por Pablo Iglesias y Albert Rivera, se hacían un hueco en el mapa político y apretaban todo lo que podían a socialistas y populares.

El otrora líder del PP reservó sus esfuerzos para medirse a Pedro Sánchez en el mítico cara a cara que tan bien le había ido con Rubalcaba. Sin embargo, ante las cámaras de la Academia y la atenta mirada de Manuel Campo Vidal, Sánchez acertó a asestar ataques certeros a la gestión de Rajoy al frente del Gobierno.

Sabedor de aquello, en la campaña de 2016 Rajoy sí que se presentó al debate a cuatro. Fecha en la que Ana Blanco, Vicente Vallés y Pedro Piqueras se esforzaron en mantener los tiempos y la calma entre las partes. El popular fue el gran damnificado. Sin embargo, muchos analistas también hicieron un apunte: salió vivo, salvó el tipo.

Tanto que poco después ganó las elecciones, aunque de poco le serviría tras la moción de censura. Una legislatura que arrancó con los acordes del himno del PP y acabó con el puño y la rosa tejiendo alianzas para derrocar a su rival y formar Gobierno.