Con motivo de la exhumación del dictador este jueves 24 de octubre, Francis Franco, nieto de Francisco Franco, ha acusado al Gobierno de España de querer "controlar la foto" permitiendo únicamente a medios oficiales tener imágenes del Valle de los Caídos durante el traslado de los restos de su abuelo.

En declaraciones antes de llegar a la tumba del 'Generalísimo', Francis Franco ha asegurado que algunos periodistas sufren "trato vejatorio" y "discriminatorio", al no poder entrar en Cuelgamuros.

"Los medios oficiales quieren controlar la foto", se ha quejado, lamentando que otros medios se queden "a seis kilómetros" de donde se va a producir la exhumación, algo que atribuye al Ejecutivo de Pedro Sánchez. Para excusarse, ha continuado diciendo: "No tiene nada que ver con nosotros y lo siento, es un disparate".

Además, ha arremetido contra la decisión de la Delegación del Gobierno de prohibir que se celebre una concentración, convocada por la Asociación Reivindicativa Memoria Histórica Raíces, frente al cementerio de Mingorrubio. A su entender, esta no es más que una estrategia para buscar la imagen de que Francisco Franco "está solo" y que "nadie quiere estar allí". Opinando que los socialistas "lo han impedido de todas las maneras".

Cabe destacar que, mientras hacía estas acusaciones contra el Gobierno, Francis Franco portaba en la mano una bandera preconstitucional.

Los Franco también querían la foto en 1975

La historia es caprichosa. Lo que hoy es indignante para la familia Franco, fue algo lógico hace 44 años. Y es que Cristóbal Martínez-Bordiú, también conocido como el Marqués de Villaverde, fue el primero en "buscar y controlar la foto", sacando una imagen de su suegro intubado días antes de fallecer.

En 1984, nueve años después de morir el dictador, y con la imagen de su entierro todavía en la retina, los españoles pudieron ver en La Revista la polémica fotografía de la agonía de Francisco Franco mientras se le trataba en el Hospital de La Paz.

Esta revista -valga la redundancia- estaba entonces dirigida por Jaime Peñafiel, quien ahora es felicitado por su acto de valentía en plena Transición, pero en su momento fue amenazado de muerte por personas afines al régimen que no concebían que aquella profanación de la vida privada del caudillo se hubiera llevado a cabo sin represalias.

Posiblemente, estos indignados no sabían que la imagen fue tomada por, nada menos, que el marido de Carmen Franco y Polo, revelada por la familia y presuntamente robada para ser filtrada a los medios.

"Garganta profunda" y la implicación del "yernísimo"

Apenas pocos días después de hacerse público el primer ejemplar de La Revista, en octubre de 1984, un hombre del cual aún se desconoce su nombre pero sí se sabe que estuvo al servicio de Francisco Franco durante treinta años, se puso en contacto con los periodistas que allí trabajaban.

Como ya adelantó el reportaje de El Confidencial, este desconocido decía tener un material muy delicado sobre la muerte del caudillo, y que su exclusividad e interés público haría vender a la revista miles de copias.

Autodenominándose "Garganta Profunda", la persona "muy próxima a Franco" se reunió con Jaime Peñafiel y el subdirector de la publicación en Aranjuez. Tal y como ha explicado el propio Peñafiel, la fuente les mostró un sobre que contenía diferentes fotografías a color del dictador unos días antes de su muerte, intubado, enchufado a varias máquinas y en un estado decrépito.

La información no se limitaba a las imágenes, pues "Garganta Profunda" pudo asegurar a los periodistas que todas ellas fueron tomadas a conciencia por el doctor Cristóbal Martínez-Bordiú, Marqués de Villaverde, conocido como "el yernísimo". Y explicó que él había robado presuntamente una copia extra durante el proceso de revelado.

La cifra que pagó La Revista por la mejor portada de su breve existencia, ya que le fue imposible competir con Hola y terminó por desaparecer, fue entre 6 y 15 millones de pesetas, es decir, entre 36.000 y 90.000 euros. 

A día de hoy la fuente sigue sin ser desvelada, y tampoco se sabe hasta qué punto las fotos se tomaron con un objetivo comercial o si el Marqués de Villaverde estaba en el ajo de esa transacción.

Lo que es indiscutible es que es necesario conocer la historia para ser coherentes con el pasado. Y tampoco hay duda de que ambas imágenes de Franco, la de este jueves 24 de octubre y la de aquel noviembre de 1975, han sido cuestionadas, debatidas, recriminadas y muy buscadas. ¿Es este el final de la historia?