El partido más votado fue, como adelantaron las encuestas, la “Coalición Nacional” con 45 escaños. Su líder, Jyrki Katainen, ahora ministro de Hacienda en el cuatripartito saliente, será encargado de formar el próximo gabinete que, según la tradición, deberá ser de coalición. Y no dice que no de entrada a un arreglo con Soini si le hace falta. Las posibilidades están ahora muy abiertas.

Coaliciones tradicionales
Finlandia ha estado casi invariablemente dirigida por gobiernos de coalición, con muchos de ellos presididos por social-demócratas y, con el declive de estos, por liberales de centro o de derecha. El saliente es un ejemplo: liberales centristas (primera ministra Mari Kiviniemi) más los “nacionales” mencionados y dos partidos menores, la “Liga Verde” y el “Popular Sueco”, que representa a esa minoría.

Con los socialdemócratas en la oposición, la contracción económica que sufrió el país en 2009, un aumento del paro (aunque su tasa sea más que aceptable, un nueve por ciento, es muy elevada para los parámetros fineses) y el vendaval financiero europeo, se creó el clima para que apareciera el fantasma populista y ultra: los “Auténticos Finlandeses” liderados por Timo Soini.

Ultra, eurófobo y sionista
El nuevo astro del panorama político finlandés es bien conocido del público. Contestatario de la política convencional, antieuropeo declarado (siendo europarlamentario y cobrando su buen sueldo) es gran amigo de Nigel Farage, el gran eurófobo británico y líder del “Partido de la Independencia del Reino Unido”, quien le invita a menudo para charlar un rato sobre cómo dinamitar la UE.
Concurrió a la elección presidencial de 2006 para hacerse publicidad y obtuvo el 3,4 por ciento de los votos. Cinco años después, más radical y más antieuropeo, le va mejor. Como a Geert Wilders en Holanda o a Heinz Christian Strache en Austria… con los que comparte además otra nota curiosa: se define como un “gran amigo y admirador de Israel”.

“Agallas finlandesas”
El caso de Soini es, sin embargo, inseparable del contexto cultural y político finlandés: él procede de una nebulosa muy conocida allí, los “Suomen Sisu”, difícil de traducir, pero en versión popular, “agallas finlandesas”, por no decir algo más crudo.
Muchos votantes de los “Auténticos” de hoy son militantes de su predecesora, la “Asociación de los fineses puros”, un adjetivo inquietante donde los haya. Su discurso con estos antecedentes, la crisis económica y la inmigración solo podía ser el que es: el de las soluciones elementales, anti-inmigración, coloristas y con un regusto por los adjetivos nacionalistas.

La visión europea
El país dispone de un merecido prestigio por su estabilidad, su estado del bienestar y su contribución a las misiones de la ONU (proveedor de “cascos azules” en grandes cantidades). Y por su desarrollo técnico. Su disciplina es proverbial y, por lo que vamos viendo, su interpretación de la crisis financiera de algunos compañeros de la UE, más bien severa.
Timo Soini ha entrado a saco en el argumento: “no debemos pagar las juergas de los demás”, dice apuntando a Irlanda, Grecia y Portugal, posición que es compartida por casi todos los demás “viejos partidos”, incluido el Socialdemócrata, pero con numerosos matices y formas menos crudas. “Los Auténticos” van directos a las “agallas” de los finlandeses que, si fueran todos como él – lo que por fortuna no es el caso – merecerían quedarse solitos…

Elena Martí es periodista y analista política