Tras las angustias sufridas en los picos más altos de la pandemia, el presidente del Gobierno está decidido a poner todos los medios para recuperar lo antes posible la grave situación social y económica del país. Con una seguridad que no mostraba en sus habituales comparecencias en La Moncloa durante la fase más crítica, recordó ayer con rotundidad su compromiso en procurar una mayor Justicia Fiscal.

En la entrevista concedida en Al Rojo Vivo de La Sexta, recalcó que las nuevas medidas fiscales que no afectarán a las clases medias y repercutirán en la potenciación de las políticas públicas. Ofreció una imagen beatífica del funcionamiento interno del Gobierno de Coalición y reafirmó su confianza en que los nuevos Presupuestos del Estado contarán con los votos suficientes para salir adelante.

El buen hacer político de Sánchez en esta etapa es la alternativa que ofrece a la derecha que en las campañas electorales de Galicia y Euskadi siguen en sus trece. Pablo Casado se lamenta en sus mítines de que es Pedro Sánchez quien le humilla a él. Y sigue reclamando que bajen los impuestos como medida de reactivación empresarial, mientras ignora el bochornoso papel del PP en Europa, que ha estado intrigando para que el gobierno español no saque adelante los apoyos económicos para la reconstrucción, aunque eso suponga ir contra los intereses de España. Asegura Casado que eso no es más que una fake news de Sánchez.

Ocurre que, mientras tanto, España se sigue batiendo el cobre para conseguir los fondos necesarios que permitan superar la crisis económica derivada de la pandemia. La pelea se libra la próxima semana en una cumbre comunitaria y en otra reunión de ese calibre a finales de julio. Para fijar nuestra posición, el presidente se ha reunido ya con el francés Macron y con el vecino portugués Antonio Costa. En cartera se plantea un posible viaje a Alemania para conversar con Angela Merkel. También tiene previsto entablar contacto con las principales autoridades comunitarias.

En el PP hay nervios por esa actividad internacional de Pedro Sánchez en su doble perspectiva: los efectos positivos e imprescindibles que pueden aportar a la economía de nuestro país y la buena imagen que supone para el presidente del gobierno, no solo cara a los ciudadanos que están pendientes del resultado de esas gestiones, sino en el panorama internacional donde está destacando como un político de Estado comprometido, serio y solidario.

En su frustración, Pablo Casado se centra ahora en conseguir que se libren fondos extraordinarios para la educación concertada en detrimento de la pública, que beneficiaría el negocio en las escuelas privadas. Casado quiere intenta dar la vuelta a la tortilla como sea, y apuntarse los tantos que el Gobierno está obteniendo con esfuerzo y tenacidad.