No ha hecho más que empezar la XIII Legislatura, pero ya se ha producido el primer acto de bochorno en el Hemiciclo. Tras la confección de la Mesa, los diputados eran llamados en orden alfabético para jurar o prometer la Constitución. Los independentistas han prometido “por la libertad de los presos” interrumpidos por unos pataleos de la derecha.

En este momento, Albert Rivera solicitaba, entre aspavientos, la palabra a la flamante presidenta de la Mesa, Meritxell Batet. Sin embargo, no se la concedió pese a que el líder de Ciudadanos seguía hablando sin micrófono.  La socialista le recriminaba que no iba a parar la sesión y atendería después a sus demandas.

Una vez concluidos los juramentos – y los pataleos de la derecha -, Albert Rivera tomó la palabra desde su escaño en busca de protagonismo y para dejar claro que es el líder de la oposición, como mantiene desde la medianoche del 28 de abril. “Conforme al artículo 72 cuestión de orden”, comenzaba el diputado naranja.

Rivera aseguraba que los independentistas “han incumplido el artículo 103.1 insultando al decoro de la Cámara”. Acusa a la presidencia de “permitir” que se hable de “presos políticos en una democracia”. Asimismo, el dirigente de Ciudadanos solicitaba a Batet que “actúe para frenar estas actitudes” y ha calificado a los diputados presos como “personas que han venido a humillar a los españoles”.

Rivera no tardó en escuchar la respuesta, que sentaría como un jarro de agua fría en las filas de Ciudadanos. La presidenta del Congreso hizo de parapeto ante este ataque de protagonismo de Rivera para ‘confirmar’ su posición como “líder de la oposición”.

Todas las fórmulas de acatamiento han sido respetuosas con el artículo 4 del reglamento y con la jurisprudencia del Constitucional”, replicaba la presidenta del Congreso. Alegó que “no es la primera vez que se utilizan fórmulas distintas o estrictas” ni considera que “se ha mermado la esencia del acatamiento, que es el compromiso y respeto a la Constitución”.