El Partido Popular ha activado todos los resortes para mantener las mayores cuotas de poder posibles en las  próximas elecciones municipales y autonómicas. Tras las elecciones europeas del pasado mes de mayo, en las que el PP y el PSOE se mantuvieron como primera y segunda fuerza política pero perdiendo muchos votos hasta el punto de que el PSOE obtuvo el peor resultado electoral de su historia, y Podemos irrumpió con cinco eurodiputados, el partido que más poder aglutina en España no ha perdido el tiempo. Tras esas elecciones Rajoy encargó a Arriola, su sociólogo de cabecera, que hiciera encuestas y estudios. En el verano se analizaron los datos y se trasladaron al presidente del Gobierno quien a primeros de septiembre los comentaba en Sigüenza con Cospedal. Inmediatamente después giro radical en la actitud de Rajoy hacia Rosa Díez.

Del desprecio al peloteo
Desde que arrancó la Legislatura cada vez que Rosa Díez preguntaba al presidente del Gobierno en la sesión de control que se celebra los miércoles en el Congreso de los Diputados, llamaba la atención la actitud de Rajoy. En cada respuesta del presidente se traslucía enojo y un profundo desdén. A Rajoy se le notaba claramente lo que pensaba: 'Viene esta a dar lecciones de regeneración y democracia cuando lleva tanto años como yo en política'. Pero en tan solo dos meses todo cambió, meses en los que por cierto no hubo sesión de control.

Los malos modos con los que Rajoy trataba a la líder de UPyD fueron noticia en prensa y a la propia Díez se le preguntó por ello, hasta que Rajoy vio los informes de Arriola. Rosa Díez solicitó la reunión con el presidente del Gobierno un martes y al día siguiente ya recibió cita con fecha y hora. El 3 de septiembre Rosa Díez acudió a La Moncloa para  reunirse con Rajoy y hablar sobre el desafío soberanista de Cataluña. El Rajoy con el que se vio y fotografío era otro.

El PP necesita a UPyD en Madrid y Valencia
Las encuestas y la realidad de la calle han llevado al PP al convencimiento de que las mayorías absolutas en las próximas elecciones municipales y autonómicas sean más un milagro que una realidad. Hay dos territorios que preocupan especialmente al PP: Madrid y Valencia. Ambas son sus feudos electorales tradicionales donde gobiernan desde hace más de 20 años y ni Rajoy ni el PP pueden permitirse perderlas. No tendrán mayoría absoluta y necesitan socios y el único socio posible es UPyD porque es el partido más cercano ideológicamente.

Bazas de Rajoy: la izquierda dividida y fragmentada
El análisis que en trazo grueso expuso Arriola a Rajoy y éste a sus barones regionales, según publica este lunes El Mundo, es que el PP sigue siendo el partido más votado pero no tendrá mayorías absolutas y necesita un socio. En segundo lugar alianzas contra natura como las de Extremadura, donde el PP gobierna con Izquierda Unida, no son extrapolables al resto de España, pero mientras el PP tiene un socio natural que es el partido de Rosa Díez, en la izquierda solo hay división y enfrentamiento. En resumen, el PP puede mantener el mismo poder que tiene ahora porque tiene un socio potencial, porque el PSOE se hunde y Podemos quiere ser el partido hegemónico en la izquierda, por lo que no pactará nunca con el PSOE.
Hace tiempo que el PP cambió los principios y las convicciones por las encuestas. Hace menos tiempo Rajoy cambió el desprecio a Rosa Díez por la sonrisa. Todo por mantener el poder.

Y Rosa Díez sonríe más
Tras reunirse con Rajoy hace poco más de un mes (3 de septiembre) Rosa Díez dio una rueda de prensa en La Moncloa y también su tono y su gesto hacia el PP era distinto. Rosa Díez compareció ante los medios visiblemente contenta y afirmó que tras el encuentro estaba muy "tranquila" con la actitud del Gobierno sobre el desafío soberanista de Cataluña, tema en el que tenía su apoyo "incondicional". Según Rosa Díez también hablaron de regeneración democrática y la reforma electoral que el PP quería imponer y finalmente ha retirado.

A Rosa Díez le agradó ir a Moncloa, y le agradó lo que allí escuchó.