El PSOE ha convertido el 41º Congreso Federal en el de la lucha contra el lawfare. El viernes, a la llegada al Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla, sede del cónclave socialista, las conversaciones entre militantes, periodistas y delegados convocados presagiaban un ambiente de calma tensa, miradas incómodas y reiteradas consultas al móvil a la espera de noticias sobre la comparecencia en calidad de testigo de Juan Lobato en el Tribunal Supremo

La actuación del otrora secretario general de los socialistas en la notaría, implicando a Moncloa en la causa en la que se investiga de dónde procedió la filtración sobre la confesión por fraude fiscal de Alberto González Amador, pareja sentimental de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no era más, a ojos de fuentes de Ferraz, que la última muestra de una prolífica industria de la desinformación totalmente orquestada por parte de PP y Vox para desviar la atención de las materias importantes -economía, vivienda, cambio climático...- y conseguir marcar relato a través de causas inventadas y promocionadas desde ciertas élites de poder con delegación en "sedes judiciales". 

A la declaración de Juan Lobato, con el consiguiente clonado de un móvil que el madrileño dejó voluntariamente cerca de 24 horas en la sede del Tribunal Supremo, como ha podido saber ElPlural.com, le siguen otras causas de máxima magnitud como la investigación a Begoña Gómez, mujer del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la imputación de su hermano David, cercado judicialmente por la sus presuntos delitos de tráfico de influencias, malversación y prevaricación; o las acusaciones de Víctor de Aldama enmarcadas en el 'caso Koldo', causa que persigue al Ejecutivo desde el principio de la legislatura. 

Un contexto que, de forma lógica y muy meditada en el seno del partido, ha provocado que el Congreso Federal, pensado inicialmente como un foro tranquilo y de entronización de Pedro Sánchez y unidad en torno a su liderazgo, haya mutado en portal desde el que denunciar un sistema basado en el odio y la desinformación como armas "antidemocráticas" y "autoritarias" para destruir al presidente, su legado y su futuro. Analizado el reto y recogiendo el guante, han sido muchos los que no han dudado en terminar con el habitual miedo a denunciar las injusticias del sistema judicial, pilar de la separación de poderes, y realizar una solaz declaración condenando el modus operandi que PP y Vox ejercen como principal baza política para derribar el legítimo poder emanado de las urnas y las negociaciones conseguido por el Ejecutivo. 

"Hay que centrarse en lo verdaderamente importante, que es que la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, aún no ha dado explicaciones por estar viviendo en un ático pagado con el dinero del fraude ante Hacienda", ejemplificaba la diligente María Jesús Montero en la primera comparecencia del Congreso Federal. "Son las mismas mentiras de siempre propagadas por programas de radio, youtube y columnas de prensa. Incluso en sede judicial. Sí, hay que decirlo abiertamente, propagan su odio en sede judicial", le seguía, subiendo el tono y la fiereza de las declaraciones, Santos Cerdán, secretario de Organización del partido, durante la segunda jornada. Declaración de intenciones que, de nuevo en boca de la vicepresidenta primera, este mismo sábado, se promete realizar "sin escatimar ni un esfuerzo": "Como tú, presidente, nos muestras con tu fuerza y valentía a pesar de los ataques, las mentiras y la injusticia. Manos a la obra". 

Más allá de la Justicia 

En cuanto al fondo, lo que no se ve, el trabajo realizado en las comisiones de trabajo del Congreso, el socialismo español ha aprobado seguir avanzando en derechos sociales: "El PSOE aprueba blindar en la Constitución la revalorización de las pensiones, el matrimonio homosexual, la interrupción voluntaria del embarazo, y la paridad de género en las instituciones", han resumido desde Ferraz a los medios de comunicación.

"Los consensos construidos durante años por las mayorías de nuestro país no pueden estar al albur de la agenda regresiva de unos pocos. Por eso, incluiremos en la Constitución la revalorización de las pensiones, el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo, el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, y la paridad de género como principio rector en las instituciones", proseguían estas mismas fuentes.

"También situaremos el acceso a la sanidad pública universal al mismo nivel jurídico que el derecho a la educación, bloqueando cualquier intento de privatización del Sistema Nacional de Salud y de los diversos sistemas autonómicos, blindaremos la titularidad pública permanente de las viviendas de promoción pública, incluiremos en la Constitución el derecho a la seguridad climática y al agua potable, y el derecho de las generaciones futuras a heredar un planeta saludable y sostenible", sentenciaban.

A la espera del presidente

El salón de plenos, abarrotado constante e independientemente del perfil político del orador escogido en los sucesivos actos agendados en el Congreso, se levantaba al unísono con una ovación cerrada cuando este sábado llegaba a Sevilla el presidente del Gobierno. Pedro Sánchez, visiblemente sonriente, aterrizaba en un cónclave totalmente cerrado en torno a su figura: "Somos conscientes de que es el mejor activo que tenemos", indicaba su mano derecha, María Jesús Montero, a las preguntas de la prensa sobre una extrema bunkerización y falta de debate interno en el socialismo actual. 

Será este domingo, en el acto de cierre del máximo órgano de representación del partido, cuando Sánchez tome la palabra. Habrá que esperar hasta entonces para ver si el líder del Ejecutivo, reelegido secretario general del PSOE, aprovecha la tribuna para hacer suyas las palabras que todos sus plenipotenciarios han coreado militarmente durante las dos primeras jornadas en Sevilla. Motivos, en palabras de palabras de Ferraz, no le faltan: "Algo tenemos que hacer", decían en privado. "Está en juego la democracia", reconocen en público.