Hace ahora un año de las elecciones que llevaron a Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno de coalición con el partido de Pablo Iglesias. Se encontraron con un primer escenario enrarecido por la corrupción en la que estaba sumido el PP, por la crispación provocada por las ensoñaciones independentistas que desembocaron en el procès y por la judicialización de la política, que se produce cuando los gobernantes no quieren asumir sus obligaciones.

El PSOE había gobernado en funciones más de medio año y después, unos nuevos comicios en noviembre de 2019 llevaron al acuerdo con Unidas Podemos y a la andadura del actual Gobierno que presentó un programa de progreso, sustentado en temas sociales y en la presencia internacional.

En la nueva legislatura se encontró con el ultraderechista Vox crecido y un PP mermadoCiudadanos en pleno derrumbe, le declaró la guerra por todos los medios a su alcance, incluidos bulos y falsedades. Los independentistas, por su parte, se mantuvieron en sus reclamaciones, mientras Sánchez ofrecía diálogo a todos y se veía obligado a gobernar a golpe de decreto y en medio de debates parlamentarios crispados y extremos.

Lo que parecía el comienzo de una legislatura difícil, se transformó en una pesadilla en el mes de marzo, con la llegada de la pandemia. ¿Quién se lo iba a decir al presidente socialista? En este año la actividad del Gobierno ha sido brutal, combatiendo la enfermedad, declarando estados de alarma, consiguiendo recursos extraordinarios en Europa para reforzar la economía o salvaguardando a los sectores más vulnerables con decisiones como el Ingreso Mínimo Vital, entre otras.

Se han producido milagros de emergencia como los acuerdos entre la patronal y la ministra de Trabajo, que militó en el PCE, no lo olvidemos; o la puesta en común entre las Comunidades Autónomas a fin de hacer frente a la terrible situación de la pandemia ejerciendo sus propias competencias. Todo ello sazonado con situaciones de vértigo como las trampas que se le suponen al rey Emérito, o asuntos como Kitchen que indaga sobre uso de medios y efectivos del Misterio de Interior en la etapa Mariano Rajoy, para anular información sobre tropelías del PP. Sin olvidar una moción de censura y el continuo y agresivo ataque de la derecha contra su persona y contra el Ejecutivo. Señalan que lo único que le importa a Sánchez es permanecer en el poder.

 El Rubicón que debe atravesar ahora Sánchez es la aprobación de los Presupuestos Generales para 2021, que supondrán una imprescindible estabilidad para afrontar la pelea contra el virus y la mala situación general. Parece mentira que solo haya pasado un año. En estos meses, Pedro Sánchez ha demostrado su altura de hombre de Estado.