El Partido Popular (PP) es perfectamente consciente de que si su líder, Alberto Núñez Feijóo, quiere llegar a La Moncloa lo tendrá que hacer de la mano de Vox. Y también sabe de sobra que, si eso sucede, no contará con el beneplácito de los partidos de la derecha independentista, representada por el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Junts per Catalunya. Este dibujo de la realidad preocupaba a la oposición después de ver a Pedro Sánchez erigido de nuevo como presidente del Gobierno, con una mayoría de investidura muy variopinta y sin encabezar la formación más votada; sin embargo, las cosas han cambiado en los últimos meses.

Las caretas se han caído en Génova 13 y, una vez asumido que el principal y único socio es la extrema derecha, solo quedaba conformar un nuevo equipo “preparado para las elecciones”, según Feijóo y pese a que quedan dos años, que dejase de temer a ser relacionados con unos ultras que ganan adeptos. Es más, el PP ha optado por comprar tesis racistas a los de Santiago Abascal al contemplar como estas podrían propiciarle cierto rédito electoral. Elegido este camino, también ha tocado ampliar la lista de enemigos a los que disparar y reorganizar a los tiradores.

Miguel Tellado, el dinamitero

Miguel Tellado, recientemente nombrado secretario general, comanda ahora la primera línea. La moderación y mesura que vendía Feijóo al llegar de tierras gallegas ha terminado por difuminarse y su paisano no ha tenido problemas en ser la cara de la nueva ofensiva, dejando al expresidente de la Xunta en un plano astral y desentendido. La moción de censura se da por descartada, salvo hecatombe corrupta en Ferraz, y aunque el Partido Popular va a seguir reclamando unas elecciones que solo llegarán con el final de la legislatura, o trile de Sánchez mediante, el trabajo de desgaste se plantea a dos años vista.

El viraje ultra del PP capea el impulso de Isabel Díaz Ayuso, mermada por la caída de su cachorra de Fuenlabrada, Noelia Núñez, y aspira a arrebatar algunos votos a Vox. Controlada la quinta columna, Génova ha optado por abrir más frentes exteriores. La disputa con los socialistas y la ristra de partidos ubicados a su izquierda se da por sentada. Lo mismo sucede con el independentismo de izquierdas, al que desprecia e imputa delitos a cada paso. Sin embargo, la relación con la derecha nacionalista siempre ha estado marcada por la dualidad.

Considerar a Carles Puigdemont un delincuente fugado y a la par pedirle los votos necesarios para una investidura o una moción de censura podría parecer un gran acto de hipocresía, pero esto es político y los cambios de opinión arrebatados están al orden del día. Sin embargo, hay formaciones más conservadoras, política y dialécticamente, que no llevan bien este juego y el PNV es sin duda la representación de esta corriente. En Sabin Etxea están cansados del nuevo PP de Feijóo y de sus dardos envenenados y la llegada de Aitor Esteban a la presidencia no ha hecho más que afianzar ese sentimiento.

Aitor Esteban, la última diana

Esteban destacaba en el Congreso de los Diputados por lo respetuoso y moderado de sus discursos, lo que le había granjeado buenas relaciones parlamentarias con casi la totalidad de los representantes del resto de formaciones. Sin embargo, desde el PP no llevan bien que el PNV haya colaborado, con su voto positivo, de las dos investiduras de Sánchez y de la moción de censura que tumbó por corrupción al Gobierno de Mariano Rajoy. Génova disimulaba a medias este malestar ante la posible necesidad futura de los votos de los vascos, pero los últimos análisis les han llevado a abandonar esta postura y empezar a cargar contra los jeltzales.  

Por redes y con tono condescendiente ha emprendido su última contienda Tellado. En enero ya acusaba a los nacionalistas de “de defender a un PSOE podrido de corrupción” y a Esteban de ser el “portavoz adjunto de Sánchez”. Hace escasas semanas, el número dos del PP recuperó los ataques y exigió al PNV que “se quitase la máscara” y dejase de “engañar a su electorado”. Además, no ha dudo en vincular a los nacionalistas con el caso Cerdán desde el primer momento, aspecto en torno al que ha pivotado el rifirrafe más reciente.

¿Por qué mientes, Aitor?”, ha interpelado Tellado al presidente del PNV, aludiendo a una información que apunta a que Santos Cerdán se había apoyado en Antxon Alonso, dueño de Servinabar, para las negociaciones con el PNV para la investidura de Sánchez. Estaban ha negado conocer a este empresario investigado y se ha mostrado contrariado con el ataque del diputado del PP, al que ha respondido recordándole la confusión con su currículum: "Cree el ladrón que todos son de su condición”. Pero Tellado no lo ha dejado ahí.

“Soy licenciado en Ciencias Políticas y he ejercido como periodista. ¿Ves, qué fácil? Nada que ocultar”, ha apuntado el gallego, pese a que ha cambiado el apartado de formación de la web del PP. “Y ahora vamos con lo tuyo”, ha preparado el ataque. “Ladrones son los que tú sostienes en el Gobierno con el apoyo de tu partido en el Congreso”, ha zanjado Tellado. Esteban ha optado por no responder. Otra batalla que aleja un poco más a PP y PNV, que quien sabe si unirían fuerzas y elevarían a Feijóo si eso supusiese dejar fuera de juego a Vox.

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